El Milagro Eucarístico de Herentals

El Milagro Eucarístico de Herentals, Bélgica,  se manifestó al encontrar algunas Hostias
que habían sido robadas ocho días antes, en perfecto estado a pesar de la lluvia. Éstas se
hallaron cerca a una madriguera de conejos, en medio de una luz muy viva y en forma
de cruz. Cada año se lleva en procesión dos pinturas de Antoon Van Ysendyck que describen el milagro.
La procesión concluye en el campo donde fue erigido el Santuario De Hegge, con la
Santa Misa y la participación de numerosos fieles.
Las pinturas se conservan en la Catedral de SintWaldetrudiskerk en Herentals.

En 1412, un cierto Jan van Langerstede, buscó alojamiento en un albergue no lejos
de la pequeña ciudad de Herentals. Este hombre se dedicaba a robar objetos sagrados a
las iglesias, los cuales eran revendidos. Al día siguiente de su llegada a Herentals, se dirigió al pueblo vecino llamado Poederlee. Allí entró en la iglesia parroquial y extrajo el cáliz y la píside que contenía cinco Partículas consagradas. En el camino de regreso hacia Herentals, pasando por un lugar conocido con el nombre de “De Hegge” (el cercado), se sintió sobrecogido por una misteriosa fuerza que le impedía seguir adelante

Entonces, intentó arrojar las Hostias en el río para librarse de ellas, pero todo fue inútil.
A punto de la desesperación, vio en un campo poco distante una madriguera de conejos. Y sólo entonces, sin ninguna dificultad pudo esconderlas y regresar tranquilamente a Herentals. Mientras tanto, el juez de la ciudad, Gilbert De Pape, había ya iniciado las pesquisas para descubrir al autor del robo de la iglesia de Poederlee.
Entre los sospechosos estaba precisamente Jan, quien confesó el robo a la policía
cuando se descubrió lo que llevaba en el equipaje.

Sin embargo, omitió el hecho de las Partículas.
El ladrón fue condenado a la horca; pero cuando Jan estaba ya en el patíbulo, animado
por el sacerdote para liberar su alma ante de morir, confesó completamente su culpa indicando el lugar exacto donde había escondido las Hostias robadas. Entonces, el juez suspendió la ejecución y ordenó a Jan que mostrase el lugar del escondite.
Seguidos por la muchedumbre, llegaron al campo y vieron las Hostias llenas de radiante
luz y dispuestas en forma de cruz. Las Hostias se encontraban intactas, a pesar de estar en la intemperie.

Inmediatamente fueron llevadas en procesión, algunas a Herentals y otras a Poederlee,
donde permanecieron hasta el siglo XVI. El 2 de enero de 1442, el Milagro fue declarado
auténtico por el magistrado de Herentals. En el lugar del hallazgo se edificó una pequeña capilla que luego fue visitada por muchos prelados, entre ellos recordamos a Jean Malderus, Obispo de Anversa, en 1620; al Papa Benedicto XIV, en 1749. La ampliación de la capilla, convertida luego en Santuario, fue financiada por la hija de Juan de Luxemburgo, Isabel Van Görlitz.