Satanás, entre la jerarquía de mi Iglesia

 Dios Padre a Javier Viesca. México, oct 2014


Mis pequeños, os he hablado de purificación de la humanidad y del Universo entero y, también os he hablado de la purificación de la Iglesia. Un gran tesoro os dejó Mi Hijo, ella es la depositaria de toda esa grandeza Divina, de todo ése tesoro que vosotros debéis aprovechar para vuestro crecimiento espiritual, para vuestra vida de relación Conmigo, vuestro Dios.

Ciertamente, satanás sabe de todo éste tesoro que vosotros tenéis a la mano y se ha encargado de que vosotros no lo aprovechéis y, ahora, estáis viendo todos vosotros lo que ha sucedido con vuestra espiritualidad.

Ciertamente, algunos an preocupado más por hacer crecer su espiritualidad, porque Me aman, porque buscan saber más de Mí, porque quieren crecer a niveles más altos para entender mejor Mi Amor y, sobre todo, gozarlo, porque mientras más os acercáis a Mí, mientras más deseáis conocerMe en lo profundo, más goza el alma, porque está conociendo a su Creador, está conociendo a su Salvador, está conociendo Mi Amor.

Ciertamente, satanás se ha introducido dentro de la Iglesia y ha afectado a las altas jerarquías, ya no estáis gozando a Mi Iglesia como debe ser, aunque, también, dentro de ella, hay ministros sencillos, sabios, santos a quienes debéis vosotros buscar, aprovechar y proteger de todo ataque; son ésas joyas de las que ya os he hablado que vosotros debéis proteger y aprovechar.

La santidad en la Iglesia persiste, pero no en las altas jerarquías, está en la pequeñez de algunos de sus miembros ministeriales. Ciertamente, tendrá que ser purificada para que vosotros gocéis lo que Yo os dejé.

Hay mucha mediocridad espiritual entre vosotros, primeramente, porque, de parte de los ministros de la Iglesia, los que debieran enseñar, ya no se dan por el pueblo, ya no buscan a sus ovejas y, si hay alguno que todavía lo quiera hacer, es eliminado de alguna forma, para que no dé el servicio que todos debieran dar.

Mi Hijo os dejó ésta riqueza para que crecierais y entendierais mejor lo que Yo Soy para vosotros, pero como os dije, satanás se ha encargado de que no gocéis de la riqueza dada a la Iglesia. Pronto veréis grandes cambios, después de una gran tribulación que la misma tendrá.

Ya os había explicado que lo primero que iba a ser purificado en la Tierra, iba a ser Mi Iglesia, para que os dierais cuenta del tesoro tan grande que teníais al alcance de vuestra mano y no aprovechasteis, pero, también, para eliminar toda la maldad que se ha introducido dentro de ella y que no permite, que vosotros, fieles a ella, crezcáis.

Mis pequeños, entended que vosotros crecéis en ella cuando existe amor y, de ambas partes, Mi Iglesia tiene que ser productora de Amor y Sabiduría y vosotros, debéis buscar también, ése Amor y la Sabiduría, que tenéis derecho a recibir.

Los ministros de Mi Iglesia están obligados a dar a conocer lo que gratuitamente recibieron por su Sacramento Sacerdotal, pero ahorita, aún dentro de la misma Iglesia, todo es un caos. Muchas divisiones, ya anunciadas por Mi Hija, La Siempre Virgen María, en La Salette, en Fátima, en Lourdes y, este caos interno en Mi Iglesia, ha causado también un caos externo en la sociedad, porque el Amor, el Ejemplo de Mi Hijo, que debieran vivir Sus ministros y transmitirlo al pueblo, ya no se da, ya no hay amor entre ellos dentro de la Iglesia y, al no ser ejemplo y vida, no pueden transmitirlo al pueblo.

Por eso, tiene que ser renovada, para que pueda transmitir al pueblo lo que debe transmitir, lo que Mi Hijo os legó y que debéis tener todos vosotros, porque vosotros sois Mi pueblo y Yo Soy vuestro Dios y tenéis derecho recibir lo que Yo os he legado a través de Mi Hijo.

Orad, orad incesantemente, para que venga esa recuperación de los bienes de Mi Iglesia y los podáis gozar como herederos de Mi Hijo. Orad para que satanás no siga destruyendo este Bien Divino que os corresponde a todos. Orad por su santificación, la santificación de sus miembros ministeriales y de todos vosotros como pueblo que Me ama y que desea recibir lo que os pertenece, por el Sacrificio y Donación de Mi Hijo.
Gracias, Mis pequeños.