En mi Segunda Venida se oirá un gran trueno

 Mi Presencia estremecerá a la tierra y el suelo temblará

4 de diciembre de 2014 



Mi muy querida bienamada hija, cuando llegue la hora de Mi Segunda Venida se oirá un gran ruido, como el rugido del trueno, y el cielo se abrirá, como si una gran cortina fuese levantada. Yo apareceré en una gran luz blanca, más brillante que el sol y muchas personas quedarán cegadas por esta Gran Luz que me rodeará. Entre más pura sea el alma, más clara será su visión y ellas se regocijarán cuando vean Mi Rostro.



Mi Presencia estremecerá a la tierra y el suelo temblará. Después habrá un gran silencio y Mi Voz resonará, cuando Yo declare que Soy Yo, Jesucristo. Habrá gran júbilo por parte de aquellos a quienes llamaré - los que habrán sido bendecidos con Mi Gran Misericordia. Pero, en medio del amor y la alegría también habrá gran pesar y temor. Aquellos que no tienen más que odio por Mí caerán de rodillas, gimiendo de dolor y lucubrando con rabia y temor ante Mi vista.



Aquellos que lleguen a Mí en ese Día y me supliquen que los tome en Mis Brazos Misericordiosos, serán salvos. Yo alcanzaré a los más humildes, a los perdidos, así como también a aquellos que serán demasiado débiles para buscarme. Solo necesitan musitar estas palabras „Jesús perdóname mis pecados“ y Yo los  hare que se sientan de repente y fuertemente atraídos en amor hacia Mi Glorioso Reino.

A todos vosotros que teméis el Gran Día de Mi Segunda Venida, sabed que si me amáis, ese Día os traerá una alegría inmensa. Si vosotros no me conocéis, cuando me veáis ese día, vendréis a Mí y abriréis vuestros brazos para recibirme. Serán solo aquellos que me odian los que rechazarán Mi Mano de Misericordia. Os pido que confiéis en Mí para traeros paz, porque nunca sería Mi intención asustaros, pues Yo soy el Dios de Amor Infinito. A aquellos de vosotros que aceptáis Mi Gran Don de Vida Eterna, no tenéis absolutamente nada qué temer, y Yo os guiaré por este sendero que lleva al Gran Día.

Mis palabras pueden ser duras; la Verdad puede ser muy difícil de aceptar; pero tal es la situación del mundo, causado por la fealdad del pecado, que si Yo no os advirtiera de este Día, vosotros no estaríais preparados. Es debido a Satanás que el dolor del pecado causa este tipo de discordia, aflicción y sufrimiento en el mundo, pero pronto Yo pondré fin a todo pecado.

Vuestro Jesús



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