Francisco, el olor a oveja y el olor a Cristo


Pastor ovejasUna de las escenas que más me ha llamado siempre la atención en los Evangelios es aquella, durante las tentaciones de Cristo, en la que el demonio cita las Escrituras para tentar al Señor. A primera vista, uno pensaría que el demonio huiría de la Palabra de Dios como si fuera… bueno, como si fuera el mismo diablo, por así decirlo. En cambio, hace uso de esa Palabra, retorciéndola, para tentar y extraviar.
Me he acordado de todo esto al leer una nueva justificación de la recepción de la comunión por parte de católicos divorciados en una nueva unión basada en algo muy curioso: el “olor a oveja”. Como imaginarán todos los lectores, la expresión que se utiliza en esta justificación proviene de la famosa frase del papa en su homilía de Jueves Santo, en la que pedía a los sacerdotes que fueran pastores con olor a oveja.
Se trata de una justificación indirecta, que elogia a los pastores dispuestos a dar la comunión a los divorciados vueltos a casar (los que supuestamente tienen olor a oveja) y denigra a los que rechazan esa práctica. En una entrevista concedida al diario argentino La Nación, Mons. Víctor Manuel Fernández habla de: “una mayor apertura pastoral de ministros “con olor a oveja” […] muchos han insistido en las segundas uniones que llevan muchos años, que viven con generosidad y que han tenido hijos. La mayoría considera que sería cruel pedirles que se separen, provocando un sufrimiento injusto a los hijos. Por eso seguimos pensando en la posibilidad de que puedan comulgar”.
Cuando he visto que se usaba la frase del papa para elogiar a los pastores que aceptan la comunión de los que viven maritalmente con una persona que no es su cónyuge, además de enfadarme, he pensado, salvando las distancias, en la escena de las tentaciones y en cómo no hay nada mejor que el retorcimiento de algo bueno para extraviar al oyente. Por supuesto, doy por hecho que Mons. Fernández lo hace de buena fe, pero eso no quita que se estén usando mal las palabras del Papa.
En sí, a mi entender, la frase del Papa es estupenda, porque subraya algo fundamental: los pastores no han sido llamados para sí mismos, sino para el cuidado de la grey de Cristo. No tiene sentido que haya obispos y sacerdotes que se dediquen a la política, a los negocios, a salir en los periódicos, a sus cosas y a que los molesten lo menos posible. Los pastores tienen que oler a oveja en el sentido de conocer a los fieles, preocuparse por cada uno de ellos, escuchar sus sufrimientos e inquietudes, predicarles a tiempo y a destiempo la Palabra de Dios, ser un signo de la misericordia de Dios para ellos, enseñarles cuál es el camino estrecho que lleva al cielo y dar la vida por ellos.
En este sentido, el olor a oveja recuerda a las palabras de San Pablo: me he hecho todo a todos, para ganar sea como sea a algunos. O incluso podría decirse que es el cumplimiento del mandato de Cristo: id al mundo entero a proclamar el Evangelio.
El olor a oveja, sin embargo, no debe confundirse con el olor a pecado, a vivir como el mundo, a pensar como el mundo y a ser del mundo. En ese caso, el pastor huele a oveja porque se ha convertido en una oveja más y ha dejado a los fieles como ovejas sin pastor. En lugar de ir a recoger a la oveja perdida para llevarla al rebaño, el pastor se convierte en otra oveja perdida, indistinguible de la primera, olvidando la segunda parte de la expresión de San Agustín: con vosotros, cristiano; para vosotros, obispo.
Este primera deformación del olor a oveja del que habla el Papa equivale a cambiar la frase de San Pablo por “me he hecho todo a todos hasta ser indistinguible de ellos”. Los pastores que huelen a oveja en este sentido son los que denuncia el profeta Ezequiel: pastores que se apacientan a sí mismos, que no dan la vida por las ovejas.Son los que buscan su interés, no el de Jesucristo, como reprochaba San Pablo. Huelen a oveja, pero solamente porque han renunciado a su misión de pastores y se han convertido en meras ovejas extraviadas, que viven su vida sin preocuparse de las demás. Lógicamente, el Papa no se refería a ellos.
Existe una posibilidad aún peor: el pastor que confunde el olor a oveja con el olor a justificación del pecado, a llamar bien al mal y mal al bien. Esta posibilidad es aún peor porque ése es el olor a oveja de los lobos, que huelen así porque devoran a las ovejas, se aprovechan de ellas y se esconden bajo una piel de cordero para pasar inadvertidos.
En este caso, en lugar de anunciar la Buena Noticia del Evangelio al mundo entero, como mandó Cristo, se está proclamando la Mala Noticia del antievangelio, que es la ausencia de noticias: todo sigue igual, es imposible salir del pecado, no puedes cambiar y no hace falta que lo hagas, no tienes que convertirte, estás bien como estás…
Esa es la ausencia de Evangelio que algunos pretenden anunciar a los divorciados en una nueva unión: “es imposible que no peques, no sirve de nada que lo intentes, pero no te preocupes porque todos fingiremos que no pecas y ya está. Puede que el amor de Cristo por su Iglesia sea indisoluble, pero tú en realidad no participas de ese amor, así que tu matrimonio se rompe como cualquier otra realidad meramente humana; eres indistinguible de los paganos y lo normal es que vivas como ellos. No hay esperanza de otra cosa, no hay esperanza. No pienses en el cielo”.
Estos pastores conducen a su pueblo, pero, quizá por ignorancia, lo conducen por elcamino ancho de la perdición. Liberan a las ovejas, pero las liberan del yugo suave y de la carga ligera de Cristo, para cargarlas después con la esclavitud del pecado y con la piedra de molino del escándalo. Andan como enemigos de la cruz de Cristo y confunden la misericordia con la aprobación del pecado, olvidando que el salario del pecado es la muerte. Ezequiel también habló de ellos: la descarriada no la habéis hecho volver, la perdida no habéis buscado […] y se han convertido en alimento para toda fiera del campo; se han dispersadoAplicar la expresión del Papa a estos pastores es una aberración. Sí, huelen a oveja, pero no en el buen sentido de la expresión.
¿Cómo saber el sentido auténtico de la expresión “olor a oveja”? Es fácil. Recordando cómo seguía la homilía del Jueves Santo. Decía el Papa que el pueblo de Dios “siente que el perfume del Ungido, de Cristo, llega a través nuestro”. Resulta que el olor a oveja sólo vale de algo si está unido al buen olor de Cristo del que habla la Escritura, al perfume del Ungido. Las ovejas necesitan pastores con “olor a Cristo”.
Esto es fundamental. Los pastores deben estar con las ovejas para que ellas se impregnen del buen olor de Cristo, a través de los sacramentos, de la Palabra de Dios, de las buenas obras y de la enseñanza de la Iglesia, de otro modo no sirve de nada que lo hagan. En esos sacerdotes con olor a Cristo, las ovejas se encuentran con el Buen Pastor que dijo yo tampoco te condeno y también no peques más, que recordó que en esto consiste el amor de Dios: en que guardemos sus mandamientos y que fue capaz de llamar a las cosas por su nombre, advirtiendo que quien repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio.
Ojalá nuestros pastores adquieran olor a oveja de tanto llevarnos a los fieles el buen aroma de Cristo. Ojalá nunca adquieran el olor a oveja en el mal sentido de estar descarriados o ser lobos con piel de corderos. Terminemos, pues, con la invitación que hizo el Papa en la misma homilía: “Queridos fieles, acompañad a vuestros sacerdotes con el afecto y la oración, para que sean siempre Pastores según el corazón de Dios”.