The America´s Next Top Model apuesta por la castidad



Prometió convertirse en modelo profesional y para ello participó en uno de los realitys más polémicos producido en Estados Unidos. En medio de los flashes vio el reflejo de un alma destrozada.


NCR/ Portaluz  



En septiembre de 2004 se emitía la tercera temporada del reality America´s Next Top Model, en Estados Unidos y una de las concursantes estaba lista para participar en su sesión de fotografía en traje de baño. Es Leah Darrow, originaria de Oklahoma, quien está frente a las cámaras. Para sorpresa de todos comenzó a testimoniar que provenía de una familia católica y que había dejado su trabajo como agente de ventas para aventurarse en el modelaje.

Leah tenía atributos físicos para resaltar en un traje de baño a los 24 años, pero el jurado consideró que no tenía el perfil y la eliminó. Lloró y se prometió que continuaría luchando por convertirse en modelo.

La modelo contracorriente

Fue en Nueva York –cuenta a National Catholic Register- cuando meses más tarde vivió lo que ella misma califica como su "nacer del Espíritu".

Le hicieron vestirse de una ropa muy provocativa, para una revista internacional. Estaba incómoda, pero consintió intentando convencerse de que esto sólo era un trabajo. Los flashes caían sobre el cuerpo de Leah con su luz deslumbrante, pero ficticia. A medida que avanzaba la sesión de fotos la tensión espiritual de Leah iba en aumento. De camino a su casa en Nueva York, intentando serenarse lo tuvo claro. Llamó a su padre y le dijo: «Si no vienes a buscarme, voy a perder mi alma».

¿Qué había ocurrido? Nada distinto a lo que regularmente desde Americ’as Next Top Model hacía. Pero Leah había sentido como nunca antes una dimensión espiritual de sí misma que le mostraba que aquél no era su lugar. Ella había recuperado un valor que para muchas chicas hoy parece cuestión de abuelitas… el pudor. “Estaba haciendo todas esas cosas sin sentido (…) todo lo que puedo pensar es que, yo solo quería ser amada y realmente quería atención. Así suene tonto, yo solo quería atención (…) Es que el pudor -añade- protege nuestra pureza y el misterio de una persona. En nuestra sociedad, existe una mala reputación sobre ello pese a que en realidad es bastante atractivo”. 


La alegría del Evangelio en la vida de Leah

Esta revolución de sus paradigmas trajo consecuencias sociales para la joven, pero las certezas del alma que Leah abrigaba la fortalecían y se dedicó a recorrer universidades y comunidades parroquiales compartiendo su historia y conociendo a otras Leah que querían seguir sus pasos. “No importa en qué ciudad o país dé una conferencia… siempre hay una mujer que viene a hablar conmigo después de mi discurso con lágrimas en los ojos. No hay muchacha en cada ciudad, estado o país que me pregunte «¿Hay ayuda para mí?». Pienso que lo más triste de todo no tiene que ver con que ella haga la pregunta… sino que crea que no tiene ayuda”.

Leah narra y está feliz por el valor que asigna a este re-encuentro con Dios… “Lo que es necesario saber es que hay muchas fuerzas en el mundo que tratan de jalarnos y destruir nuestra propia dignidad. El Papa Benedicto XVI dijo una vez que «nosotros, los jóvenes tenemos una profunda necesidad de ver a alguien que se atreva a vivir una vida de acuerdo al Evangelio de Jesucristo». Pienso que eso es lo que necesitamos en este mundo… ver a más gente que se atreva a vivir esa vida. Voy a tratar de atreverme a vivir esa vida y quisiera que otras personas se atrevieran también”.


Tras cuatro años de aparecer en el America’s Next Top Model Leah desde el NCR compartió al mundo su alegría por haberse licenciado en psicología y su retorno a la fe católica. “Yo sabía que en la forma en que estaba viviendo, no estaba siendo auténtica con mi fe, he recuperado mi castidad”, sentenció.