Ha llegado mi hora. Nadie podrá impedir mi plan.

Tomado del Libro: “A los Sacerdotes hijos predilectos de la Santísima Virgen”

Locuciones interiores del Inmaculado Corazón de María al P. Stefano Gobbi
VirgenFatimaCorazón629 de abril de 1977
Fiesta de Sta. Catalina de Siena
Mi plan.
«Ha llegado mi hora. Nadie podrá impedir mi plan, que desde hace tiempo he preparado para salvar a la Iglesia.
Los puntos estratégicos de este plan sois vosotros, Sacerdotes, hijos de mi maternal predilección.
Mi plan sólo se podrá realizar a través vuestro.
Pero a vosotros no os toca conocerlo en sus detalles. Basta que los conozca Yo, que soy vuestra Capitana. Vosotros sólo tenéis que obedecer dócilmente mis órdenes y dejaros guiar por Mí. No me preguntéis adónde os llevo. Yo colocaré a cada uno en el sitio conveniente. Cada uno se preocupe de cumplir fielmente su cometido. No se ocupe ni se preocupe de lo demás.
Me incumbe a Mí disponerlo todo según el plan que desde hace tiempo viene preparando mi Inmaculado Corazón, en la luz de la Sabiduría de Dios.
Algunos de vosotros serán llamados a vivir en la línea de la acción.
A éstos se les concederá luz y fuerza para aniquilar los ataques de quienes intenten destruir toda la Verdad contenida en el Evangelio de mi Hijo Jesús.
En sus bocas estará la espada de doble filo para desenmascarar el error y defender la Verdad.
En una mano llevarán la corona del Rosario y en la otra la Cruz de mi Hijo, para quien ganarán muchas almas en número tanto mayor cuanto más intensa y decisiva sea la batalla.
Serán revestidos con el fuego de la luz purísima del Espíritu Santo para disipar las tinieblas del error; al fin, y por medio de vosotros, triunfará la Verdad.
Otros serán llamados a ocupar las líneas de apoyo.
Tendrán que rezar y sufrir mucho. A muchos de éstos les pediré un sufrimiento tan grande, que culminará con la inmolación de la propia vida.Pero a éstos les daré el consuelo de mi constante y extraordinaria presencia. Mi Corazón Inmaculado será el altar en que serán inmolados para la salvación del mundo.
Hijos míos Sacerdotes, os llamo ya de todas las partes del mundo. A cada uno le ha sido asignado su puesto en esta batalla que ya ha comenzado.
Tengo prisa. Dejaos reunir por Mí; decidme todos sí. Así podré colocar a cada uno en su lugar preciso, aquel que la Madre ha preparado ya para vosotros.
Sólo entonces habré completado mi plan y el ejército de mis Sacerdotes estará preparado.»