Jesús: ellos son mis consagrados a ocultas

A Agustín del Divino Corazón, Manizales, Colombia, Mayo 25/09 

 Jesús dice: 

Falsa Iglesia, verdadera Iglesia; falso Cristo, verdadero Cristo. 

La falsa Iglesia la constituye aquellos sacerdotes herejes, aquellos sacerdotes anatemas, aquellos sacerdotes que mutilan la Palabra de Dios, aquellos sacerdotes que se salen del contexto bíblico; aquellos sacerdotes que llevan una doble vida, una doble moral; aquellos sacerdotes que aparentan santidad frente a las demás personas, frente a sus fieles; aquellos sacerdotes con apariencia de buenos, mientras que su corazón es un cementerio mal oliente, un sepulcro putrefacto; la blancura no se mide por lo exterior, la blancura se mide es por la pureza del alma, en la limpieza del corazón. 

Vosotros estáis llamados a la coherencia de vida. Vosotros estáis llamados a vivir en la radicalidad del Evangelio; estáis llamados a huir de la falsa Iglesia. Hay tantas, tantas esposas mías que juraron en las comunidades religiosas amor eterno; tantas esposas mías que se ciñeron en su dedo la argolla del compromiso, la argolla de sus votos perpetuos, pero ya han perdido el encanto del Amor Primero.

Orad, orad por ellas porque ya su vida religiosa la hacen monótona, ya se van convirtiendo en un estorbo, se van convirtiendo en piedra en el zapato para muchas de sus hermanas de la comunidad; pero también he llamado a otras a la vida consagrada; allí, ellas han encontrado la plenitud; allí, ellas han encontrado y han descubierto su verdadero amor. 

Cuando se es llamado verdaderamente a la vida sacerdotal o a la vida consagrada se es plenamente feliz con altibajos, con mareas, con tempestades, con vientos fuertes encontrados en el corazón de cada elegido, en el corazón de cada consagrado. Resultado de imagen para consagrados catolicos

Desde el momento en que, Yo, llamo a un alma, a un hijo o a una hija a seguirme, le invito a remar mar adentro. Cuando se sube en la barca de mi Divinísimo Corazón también hay vientos fuertes, hay vientos encontrados, hay altibajos pero lo más importante es saber vencer, saber luchar hasta llegar a la meta.

Lo más peligroso para aquellos elegidos, aquellas almas consagradas que tienen el poder, es cuando tienen preferencias, cuando empiezan a tomar voz de mando, autoritarismo, cuando actúan con predilección. Muchas de las superioras, muchos de los superiores de las comunidades religiosas han colapsado en la eternidad porque aparentaban equidad, aparentaban una distribución equitativa al delegar funciones, pero fracasaron.

 Allí, en el infierno, hay muchas almas de consagrados que se apropiaron de dineros que no les correspondía; superiores, superioras de comunidades religiosas que se apropiaban de dineros, hacían suyas ciertas pertenencias cuando todo era para un bien común. 

Hay que aprender a discernir entre cuál es mi Divina Voluntad y cuál es la voluntad humana. Hay personas que han sido llamadas a la vida religiosa, a la vida consagrada y nunca respondieron a mi llamado por temores a dejar su pueblo, su ciudad; por temores a dejar sus familias, sus posesiones, su trabajo y siempre estarán allí con la frustración, con el interrogante de si verdaderamente hubiesen perseverado. 

También hay otras almas que elegí para la vida consagrada, pero imperó más la parte humana, sus defectos, el barro que nunca permitió que fuese moldeado, maleable y han colapsado; ellas mismas han renunciado y son almas frustradas, son almas que llevan la cruz de la soledad y la cruz de la frustración a cuestas. 

A toda mi Iglesia amo por igual: a laicos, a sacerdotes, a consagrados, a misioneros, a religiosos y religiosas contemplativos de claustros; a todos los amo por igual. La santidad no hace ruido. El bien hay que hacerlo bien. Tengo hijos consagrados que debían ser totalmente luz, ser totalmente testimonio y actúan a escondidas, en forma solapada y Yo descubro la precariez, Yo descubro la miseria de sus corazones. 

También llamo a algunos laicos, a algunos seglares a reparar por los pecados de los sacerdotes, a reparar por las liviandades de los consagrados, de las religiosas, de los religiosos, ellos son mis consagrados a ocultas, no necesariamente el alma necesita llevar un hábito exterior. Yo muchas veces le ciño un hábito interior, un hábito espiritual y estas almas viven mucho mejor que una religiosa; estas almas viven mucho mejor que un consagrado, porque están en el mundo pero sin ser del mundo. A esta espiritualidad llegarán muchas personas que vivirán como religiosas, como religiosos clandestinos; llevarán una vida de santidad; llevarán un hábito, pero un hábito en el corazón, llevarán el cordón franciscano bien guardadito, bien oculto porque la santidad no se exterioriza, la santidad no hace ruido. 

Os lo vuelvo a repetir: Hay muchas consagradas, muchos consagrados frustrados en sus conventos que han descubierto que ese no era el verdadero camino y por temor a enfrentar una vida, por temor a enfrentar una realidad no toman una decisión y no se retiran, les falta coraje. Otras personas que llamé a la vida consagrada, les permití vivir experiencias de encuentros a solas Conmigo, les embellecí su corazón, les hablé a su oído y las seduje para que permanecieran siempre a mi lado, pero a la vera del camino se encontraron con dificultades, dificultades que las condujo a caminar por otras laderas, laderas que no estaban dentro de mis planes Divinos. Son retiradas y no buscan, no buscan otras comunidades a sabiendas que habían sido llamadas y toman la decisión catastrófica del matrimonio. Digo decisión catastrófica porque fue marcada, marcada como un sello para ser sacerdote, religiosa o religioso. Para tomar decisiones de gran magnitud debéis orar, preguntarme cuál es el camino, cual es la ruta, cual es el sendero que debéis de tomar. 

Estoy suscitando nuevas comunidades, nuevas congregaciones religiosas, porque muchas de las comunidades antiguas están llenas de defectos, han perdido el carisma, han perdido el norte, han perdido la dirección. Mis sacerdotes de la Iglesia remanente son sacerdotes abiertos a dones y carismas.