Cómo educar para las nuevas tecnologías


Ante los contenidos que inducen o pueden inducir a cometer pecados contra la fe, la caridad, la justicia o la castidad, se debe observar el mismo comportamiento que se observa cuando esos contenidos aparecen en otros medios (libros, prensa, conversaciones, etc.). Se han de aplicar los principios morales acerca de las ocasiones de pecado. Existe el grave deber moral de evitar las ocasiones próximas, libres y graves, y se deben también poner los medios necesarios para hacer remotas las ocasiones necesarias. El carácter próximo o remoto, así como la gravedad de las ocasiones, pueden tomarse en sentido absoluto o relativo. Es decir, una situación puede constituir una ocasión grave y próxima para la generalidad de las personas, o bien puede ser una ocasión grave y próxima sólo para una persona o unas personas en particular, mientras que para las demás no lo es.

Cuando los hijos son más mayores, sigue siendo moralmente necesario usar un filtro en el ordenador con el que trabajan en casa. Así se evita que puedan entrar sin querer en páginas de contenido muy negativo que podría introducirles en un mal camino que poco a poco podría crear adicción.Encontrarse, por ejemplo, con un contenido fuertemente erótico es una ocasión grave y próxima para cualquiera, y los padres tienen el deber moral de evitar esos peligros a sus hijos. Esta es la conducta que de hecho los padres honestos tienen con sus hijos: no van de paseo con ellos por ciertos lugares, no los llevan a determinados locales, etc. Si esto no lo ven como un atentado contra la libertad, tampoco deberían ver las precauciones de que se ha hablado como falta de respeto a la libertad de los hijos.
En familias con varios hijos puede suceder que los padres adviertan que uno de ellos tiende a hacer un mal uso de Internet. Es difícil dar reglas generales acerca de lo que conviene hacer. Pero en términos generales no es educativo que “paguen justos por pecadores”, ni someter a los hijos que se comportan rectamente a restricciones mayores de las que son moralmente necesarias. Se ha de afrontar, enérgicamente si es necesario, el problema real y concreto del hijo que no se comporta bien, evitando crear en la familia un clima generalizado de desconfianza o de falta de libertad. 


de Rodríguez Luño, Aspectos éticos del uso de iNternet