Estoy levantando una ola de cristianos que arrasen totalmente la maldad

17 de Agosto de 2003

 Jesús:

 Hijos Míos, les hablo desde lo más profundo de Mi Corazón eucarístico. Mis muy queridas y pequeñas almas de este mundo, deben regresar a Mí. Quiero su amor ahora como nunca antes y quiero protegerlos como nunca antes. Ya que nuestro tiempo no es como su tiempo, puedo comunicarme con ustedes de una manera en donde no hay tiempo. Esto es lo que deseo decirles. Voy a compartir mis más profundos secretos con ustedes. Voy a remover el velo del Tabernáculo como nunca. Quiero que me conozcan. Quiero que me conozcan en Mi milagrosa forma de la hostia consagrada. Yo soy el Pan de Vida. Sí. 

También soy su Jesús. Fui un hombre humilde que anduvo por sus caminos de dificultades, necesidades y sufrimientos. Muchos me trataron mal, por lo que entiendo el dolor de las heridas. Teníamos poco dinero, y así puedo entender el dolor del hambre. Yo era diferente, y comprendo muy bien el dolor del aislamiento. Pequeños, estoy con ustedes. 

Quiero enseñarles cosas que las almas de tiempos pasados no supieron hasta que llegaron al Cielo. Esto lo hago porque estoy levantando una ola de cristianos para que arrasen totalmente con las playas de maldad que ha tomado el control de este mundo que fue creado amorosamente por Mi Padre. Este proceso habrá de limpiar su mundo, permitiendo que sea, una vez más, un lugar seguro para los hijos de Dios. Voy a brindarles conocimiento, sabiduría y amor. Voy a introducirlos hacia lo divino para hacer que sus corazones ardan como hornos de amor divino. 

Se les dará la oportunidad de trabajar conmigo. 

Hijos, vengan a Mí ahora. Caminen esta senda de lo divino conmigo, su Salvador. Juntos, podremos llamar a otros a que se unan. De este modo, nos levantaremos contra el mal y reclamaremos bondad para el mundo, para su gente, y para Dios en el Cielo. Yo soy omnipotente. Si cooperan y trabajan conmigo serán partícipes de Mi poder. Aprenderán a amar como nunca lo hayan hecho antes. Me estoy revelando a ustedes de una manera nueva, como nunca antes lo había hecho. Vengan, vayamos a rendir homenaje y jurar obediencia a Dios Padre. Es Él quien decreta esta obra. Agradézcanle frecuente y profundamente estas gracias, porque con estas gracias me ayudarán a salvar al mundo

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