María: ¿Qué es lo que os pido?


17 de febrero de 2015


María:

Aquellos que buscan la luz sólo necesitan permitirse a sí mismos ser atraídos y conducidos por ella. El Padre los ha creado a ustedes para la luz. Él mismo es la Luz Eterna, brillando desde todas las eras. Sus primeras palabras fueron, “Hágase la luz”. Él ha formado en Su Unigénito Hijo, Jesús, el nuevo Reino de la Luz, la única esperanza para un mundo sumergido en la oscuridad.
Yo predico este Reino y abro sus puertas ahora mismo. ¿Dónde están estas puertas? Sólo sigan Mi voz. Mis palabras los conducirán. Ahora mismo, ustedes no pueden ver, por tanto, dejen sus oídos abiertos a Mis palabras. Ellas traerán las puertas a su vista. Comencemos.

Ustedes son absorbidos por una oscuridad que ni siquiera perciben. Los cuidados diarios, las ansiedades, y los intentos de obtener seguridad, absorben el corazón. Cada hora está llena, y tan poco tiempo, a veces ninguno, es dado a la luz.

Ahora, ustedes oyen Mi voz diciendo, “Vengan por aquí. Quédense un momento. No se precipiten”. ¿Qué es lo que les pido? Sólo un momento, un tiempo para invocarme, para llamarme con fe. Yo pido algunos momentos de tranquilidad, algo de quietud, una absorción en la luz de la oración que tiene un poder más grande para absorberles, que la oscuridad. Sólo Yo puedo traerles esta luz, Mi Hijo Jesús. El Padre ha colocado a Jesús en Mi corazón, donde todos están llamados a recibir. Ustedes sólo escapan de la oscuridad viniendo hacia la luz y ustedes echan fuera la oscuridad únicamente aferrando la luz. Todos los demás esfuerzos fracasarán completamente.

Ahora, Yo digo las palabras más preciadas de todas. En el principio, todo era tinieblas hasta que Dios dijo “Hágase la luz”. Mientras la nueva oscuridad llega, el Padre me ha dado el privilegio, la tarea, el llamado, incluso el mandato, de usar Sus palabras, “Hágase la luz”. A través de estas locuciones, Yo estoy diciendo aquellas palabras día tras día, en numerosas imágenes y enseñanzas. Ahora, se las digo a ustedes, “Hágase la luz”. Yo siempre diré aquellas palabras. Ellas son Mi diaria, constante bendición. “Hágase la luz”.

Comentario: En esta Era Mariana, el Padre ha dado a Nuestra Señora muchos privilegios especiales para ayudarnos en nuestra oscuridad.