Medjugorje: María nos pide rezar con el Corazón

Jelena Valsilij, jovencita que recibe locuciones interiores  y que tiene un grupo de oración en Medjugorje, aprendió con María a orar con el corazón. Jelena estaba diciendo el rosario con Nuestra Señora “como se lo habían enseñado en la iglesia” Nuestra Señora le dijo: “Esto no es el rosario. Tú oras solo con los labios. Debes concentrarte. 
Debes sentarte sin moverte y entra en tu interior.”
María no quiere nuestros labios, ella no quiere que sólo nos arrodillemos frente a una estatua, ella quiere nuestros corazones.
En un mensaje a Jelena el 20 de octubre de 1984, Nuestra Señora dijo: “Cuando ores, debes orar más. La oración es un diálogo con Dios. La oración significa entender a Dios. La oración es necesaria, porque después de orar todo se ve más claro. La oración es para conocer la felicidad. La oración es para aprender a llorar. La oración es para aprender a florecer. Orar no es malgastar el tiempo. La oración es realmente un diálogo con Dios.”
La Oración con el Corazón es realmente dirigir nuestros pensamientos a Dios
Orar con el corazón es orarle a Dios en nuestros pensamientos y súplicas, en nuestras preocupaciones y anhelos, ya sea a través de oración formal o en el lenguaje simple que nosotros comúnmente usamos, cuando nos comunicamos con las personas en nuestra vida diaria. Esta oración, idealmente es una fusión de nuestros corazones, desde el nivel mas profundo de nuestro ser interior.
Tal oración, cuando esta enfocada en expresar la mayor sinceridad y fe y se entremezcla con periodos de silencio, nos hace receptivos a escuchar la respuesta de Dios. Entonces, Él viene a nosotros dulcemente— en sosegada, suave voz o pensamiento no llamado. El usualmente nos habla así…
¿Cómo sabes si estas Orando con el Corazón?
GospaTú sabes si estas orando con el corazón, cuando tú estas en paz con Dios, en términos amistosos. Y tú no puedes sentir esta paz, si tú no estas viviendo en paz con otros. Tú corazón debe estar en el ambiente limpio de la fe, esperanza y amor.
En una verdadera oración, hacemos aquellas cosas que dirigen nuestra atención a Dios.La Santísima Virgen quiere que caminemos hacia Dios elevando nuestras mentes hacia Él.


La Madre de nuestro Salvador nos ha recomendado que comencemos con una oración todo lo que hagamos—en le trabajo, en las diversiones, en los momentos de soledad; en los tiempos de alegría; en los tiempos de tristeza. Es simplemente hacer a Jesús nuestra prioridad, el punto focal de nuestras vidas. Al ofrecerle al Señor todo lo que hacemos, logramos una oración constante—oración con el corazón.