Concedo a todos los que me visitan abundantes gracia

¡HIJOS MÍOS, SE ACERCA LA HORA DE LA GRAN ABOMINACIÓN, ME EMBARGA LA SOLEDAD Y LA TRISTEZA. VENID A VELAR Y ORAR CONMIGO!

SEPTIEMBRE 18 DE 2015 –
LLAMADO DE JESÚS SACRAMENTADO A SUS HIJOS

Mi paz sea con vosotros, hijos míos.

Pequeños, os anuncio que mi adversario ha inundado la creación con espíritus de violencia, resentimiento, odio, altercados, lujuria, adulterio y todos los demás pecados de la carne; busca con esto perturbar la mente de mis hijos y hacer correr la sangre; muchos se van a perder por los ataques mentales. Mi adversario está atacando la mente de mis hijos para sembrar confusión, caos y muerte.
Por eso mis pequeños, debéis de colocaros vuestra Armadura Espiritual de día y de noche y reprender a todo instante estos ataques mentales para que los dardos incendiarios no puedan haceros daño en vuestra psiquis. 

Cada que recibáis ataques en la mente decid: Jesús y María sálvenme, Sangre de Cristo protégeme, cúbreme y ampárame; os aseguro que al hacer estas jaculatorias el pensamiento venenoso se apartará de vuestra mente. No le sigáis el juego a mi adversario, porque si no contrarrestáis el ataque, él irá formando fortalezas en vuestra mente hasta tomar pleno control de vuestro ser; haciendo que cometáis acciones en contra de vuestra voluntad.

Hijos míos, alimentaos lo más que podáis de mi Cuerpo y de mi Sangre; visitadme en mis Sagrarios; hacedme compañía, porque nuevamente se acerca la hora de mi calvario. Voy a ser entregado en manos de malvados que profanarán mi Divinidad, pisoteando mi Cuerpo y derramando mi Sangre. Hijos míos, se acerca la hora de la gran abominación, me embarga la soledad y la tristeza. Venid a velar y orar conmigo. Hacedme compañía, no paséis de largo por mis Casas; entrad un momento y platicad conmigo, no sabéis cuánto me alegro con vuestra presencia; mi dolor y mi tristeza vosotros mitigáis al visitarme. Ninguno dejaré ir sin bendición; venid, Yo soy la Fuente de Agua Viva que calmará vuestra sed; Yo soy el Maná bajado del Cielo. Comed mi Cuerpo y bebed mi Sangre y os aseguro que si lo hacéis dignamente y en gracia, recibiréis mañana el gozo de mi Vida Eterna.

¡Oh hijos míos, os estoy esperando, mis Casas todavía están abiertas!; no dejéis pasar esta oportunidad, porque estoy concediendo a todos los que vengan a visitarme, abundantes gracias que os servirán mañana cuando lleguéis a mi presencia. Estoy tocando a la puerta de vuestro corazón y vuestra alma; abridme y dejadme pasar; estoy por partir porque los malvados me echarán de mis casas. Dejadme entrar en la vuestra, porque soy un peregrino de amor que viene a daros su salvación. Os espero en mis Sagrarios, no tardéis, porque el día está feneciendo y la noche está que llega.
Dad a conocer mis mensajes a toda la humanidad.