El confesor puede destruir mucho

Del Diario de sta Faustina 


Una vez oí estas palabras:  

Ve a la Superiora y pide que te permita hacer todos los 
días una hora de adoración durante 9 días; [en] esta adoración intenta unir tu 
oración con mi Madre.  Reza con todo corazón en unión con María, también trata 
de hacer el Vía Crucis 

En  este tiempo recibí el permiso, pero no para una hora 
entera, sino para el tiempo que me permitían los deberes.

Debía hacer aquella novena por intención de mi patria.  En el séptimo día de la   
novena vi a la Madre de Dios entre el cielo y la tierra con una túnica clara.  Rezaba con las manos junto al pecho mirando hacia el cielo.  De su corazón salían rayos de fuego, algunos se dirigían al cielo y otros cubrían nuestra tierra.

Cuando conté algunas de estas cosas al confesor, me dijo que podían venir 
verdaderamente de Dios, pero también podían ser ilusiones.  Como se trasladaba a menudo, no tenía a un confesor permanente, además tenía una dificultad increíble [explicar estas cosas.  Rezaba con ardor que Dios me diera esta enorme gracia de tener al director espiritual.  La recibí sólo después de los votos perpetuos cuando fui a Vilna.  

Es el Padre Sopocko .  Dios me permitió conocerlo primero interiormente antes de venir a Vilna 

 Oh, si hubiera tenido al director espiritual desde el principio, no hubiera malgastado tantas gracias de Dios.  

El confesor puede ayudar mucho al alma, pero también puede 
destruir mucho.  Oh, cómo los confesores deben prestar atención a la actuación de la gracia de Dios en las almas de sus penitentes.  Es una cuestión de gran importancia.  De las gracias que hay en el alma se puede conocer su estrecha relación con Dios.