La vida es una prueba

Mensajes al sacerdote Ottavio Michelini, Italia, 7 de Septiembre de 1978



Escribe, hermano Don Octavio, soy Pío X..

Sabes que la vida humana en la tierra debe ser vista, considerada y valorada por lo que es, es decir: una prueba. En relación con esto ya bastante se te ha dicho, y no es casualidad que Santa Teresa del Niño Jesús te haya aclarado la esencia de esta prueba, que es: "fidelidad a la Fe, fidelidad a la Ley y fidelidad al Amor".

Pío XII te ha hablado de la conclusión de esta prueba, esto es, del Juicio de Dios al cual ninguno puede escapar, pero la oscuridad que hoy envuelve a un número tan grande de almas es peor que la oscuridad de una noche profunda. En realidad todo lo que circunda al hombre en la tierra es una continua llamada ya sea de la vida o de la muerte, porque nada de lo que ha sido creado puede perderse, pero el hombre está en el centro de todas las criaturas, y como está al centro, es la más importante y la más perfecta de todas. Sólo en el. hombre hay cosas que no se encuentran en ninguna de las criaturas que lo rodean.

1º- En el hombre hay una fuerte aspiración a la inmortalidad, la muerte le repugna, no quisiera morir, repugnancia que no se encuentra en los seres a él inferiores y ¿por qué?

Porque no ha sido creado así, porque en su principio tuvo la plenitud de la vida; la muerte no es sino consecuencia de su rebelión a Dios; esto es un hecho transitorio que el alma del hombre en Gracia intuye y cree, intuición que transforma en Fe, Fe que hace huir todo temor, por no decir muchas veces terror, de quien oscurecido por la concepción materialista de la vida, no ve más allá de la tumba ¡sino el abismo pavoroso de la nada!

2º-. El hombre aspira a la felicidad y este deseo de felicidad está vivo y ardiente en él, la busca por doquier, tanto, que la experiencia de todas las generaciones que lo han precedido no es suficiente para convencerlo de que la felicidad para la que ha sido creado no la puede encontrar en la tierra; en vano los hombres la buscan en la tierra, porque el hombre ha sido creado para una felicidad que ninguna cosa terrena puede dar, porque es felicidad de Ciclo, es felicidad Eterna aquella de la que siente el anhelo.

3º-. El hombre busca la paz, siente la necesidad de paz, necesidad que no puede satisfacer en la tierra, porque la paz de la que tiene necesidad no puede venir a él sino sólo de lo Alto, porque ninguna cosa a él inferior puede darle un don tan superior.



Serán barridos...

Por eso, hermano Don Octavio, aquellos que en vida siempre han rechazado la luz de la Razón y la luz de la Fe acerca de las grandes realidades espirituales en las que viven y de las que son parte serán barridos como hojas arrancadas de sus ramas y precipitados en las tinieblas del Infierno, de cuya existencia tuvieron tantas veces confirmación por los remordimientos de sus culpas y por el tormento que afligía sus espíritus, cuyo origen no se podía ni debía dudar.

Hermano Don Octavio, he aquí porqué Pío XII te ha dicho, os ha dicho que no juzguéis a Dios por cuanto sucederá en la purificación. Dios es Suma e Infinita Justicia, ninguno debe dudarlo, ni debe permitirse criticar su obrar. Todos deberán recordar que por el pecado la muerte ha entrado en el mundo y que por el pecado viene el choque entre Vida y Muerte, entre Bien y Mal, entre Luz y Tinieblas.