De repente oí estas palabras:
Somos felices en la medida en que hemos cumplido la voluntad de Dios…
y después, el silencio como antes. Me ensimismé y pensé mucho tiempo cómo yo cumplo la voluntad de Dios y cómo aprovecho el tiempo que Dios me concede. (Diario 515)
En víspera del día de los difuntos, cuanto al atardecer fui al cementerio que estaba cerrado, pero entreabrí un poco la puerta y dije:
Si desean, queridas almas, alguna cosa, la haré con gusto, dentro de lo que me permite la regla.
Entonces oí estas palabras: Cumple la voluntad de Dios. Nosotras somos felices en la medida en que hemos cumplido la voluntad de Dios.(Diario 518)