Los 3 grados de la misericordia según sta Faustina

Sta Faustina:


yúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue




Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás 
recele o juzgue las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi 
prójimo y acuda a ayudarla, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas.

Ayúdame a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio.  Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo.

Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo.  A nadie le rehusaré mi corazón.  Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad.  Y yo misma me encerrare en el misericordiosísimo Corazón de Jesús.  Soportaré mis propios sufrimientos en silencio.  Que tu misericordia, oh Señor mío, repose dentro de mí.

+ Tú Mismo me mandas ejercitar los tres grados de la misericordia.  El primero:  la obra de misericordia, de cualquier tipo que sea.  El segundo:  la palabra de misericordia; si no puedo llevar a cabo una obra de misericordia, ayudaré con mis palabras.  El tercero:  la oración.  Si no puedo mostrar misericordia por medio de obras o palabras, siempre puedo mostrarla por medio de la oración.  Mi oración llega hasta donde físicamente no puedo llegar.


Oh Jesús mío, transfórmame en Ti, porque Tú puedes hacer todo