Alcanzarán una gran santidad unidos a Mí

Septiembre 2003 Jesús to Anne, una apóstol laica 



Hijos Míos, estas palabras son lecciones de amor. Busco enseñarles que el amor es un sacrificio. Las dos palabras, amor y sacrificio, son casi intercambiables desde la perspectiva celestial. 

Si aman a alguien, deberán estar dispuestos a sacrificarse por su bienestar. En términos terrenos, si se valora o se ama alguna persona o cosa, se estará dispuesto a trabajar, ahorrar y hacer planes para adquirirla. 

Si ustedes ubican ese mismo concepto en términos celestiales, tomarán una virtud, como la virtud de la obediencia. Si la obediencia es una cosa valiosa para ustedes, algo deseable, trabajaran, se sacrificaran y serán pacientes hasta que puedan adquirir esta virtud. Es exactamente lo mismo con todas las demás vir- tudes celestiales. 

Quiero que valoren y pongan gran énfasis en estas virtudes celestiales. Yo, su Jesús, les estoy diciendo, en verdad, necesitarán tener estas cosas para adquirir el Cielo. Ustedes me creen, y saben que Yo hablo sólo con la verdad. Por lo que deben comenzar a concentrarse en la adquisición de estas virtudes. Deben sacrificarse para obtenerlas. 

Cuando practiquen, estas virtudes se convertirán
como en su segunda naturaleza. Las verán en sus vidas diarias y sus compor- tamientos cambiarán. 

Trabajaremos con la paciencia, la confianza, la fortaleza. Serán más amables y compasivos. 

Hijos Míos, todo está tomando el curso que debe tomar. Ustedes han sido destinados para alcanzar una gran santidad, la lograrán cuando permanezcan unidos a Mí. Yo los protegeré.


Hijos, no busquen acrecentar o enaltecer la opinión que otros tienen de ustedes. (...). En cambio, confíen en Mí que no cambio. La opinión que tengo de ustedes permanece estable. Siempre los he de amar. Siempre buscaré su superación y su bienestar. Siempre los ayudaré y consideraré sus intereses como los Míos propios. No gasten tiempo entreteniendo la aflicción de que el mundo no los aprecia. Serán apreciados en el Cielo, y en verdad, ya lo son. 

El Cielo se complace con las almas santas y buscan auxiliarlas. Sus amigos celestiales harán un mayor bien a su alma, que los amigos mundanos no enraizados en Dios. 

Queden en paz. queridos, porque yo les habré de advertir cuando otro busque hacerles daño. Yo los protegeré. Tengan por seguro que si me siguen, todo lo que ocurra en su vida será para el bien y provecho de su alma y de las virtudes que deseo alberguen. 

Si alguna alma está especialmente enferma, pasa tus días conmigo y Yo te mostraré alturas de santidad que te dejarán sin aliento. Trabajo con una gran energía en el alma de los que sufren físicamente. Por favor confía en Mí plenamente, porque te estoy cuidando con amor infinito.