El sacerdocio explicado por Jesús

29 de Mayo de 1976 


PROFESIONALISMO SACERDOTAL

Siempre salvas las debidas excepciones, el planteamiento actual de la acción pastoral no es el querido por Mí.
La pastoral actual está terriblemente contagiada de graves males, de los cuales uno es el profesionalismo. Ella es considerada del mismo modo que cualquier otra profesión.  No podía ser de otra manera, porque está carente de la Fe, que da el sello a la acción. La Fe es a la acción como el motor del automóvil es a la carrocería. Hay motores de diferente potencia y carrocerías de diferente capacidad. Si el motor es ineficaz, la carrocería es inútil y permanece parada.

¡Mirad a los Sacerdotes de esta generación, miradlos en sus comportamientos! ¿Qué diferencia notáis entre su forma de vestir, entre el modo de comportarse y de hablar y el modo común de vivir del pueblo?

¡Cuántos motores apagados, sobrenaturalmente hablando! Podríamos llamarlos motores inútiles, es más, nocivos para el Cuerpo Místico del que son parte tan importante. 

Hay una diferencia entre el profesionalismo del Sacerdote no santo y el profesionalismo común de los laicos: el del Sacerdote se cubre con un manto de hipocresía, cosa que generalmente no sucede en el profesionalismo de los laicos. 

Fe, esperanza y amor, las tres virtudes infusas, en los sacerdotes deberían brillar con un fulgor muy especial, estando tan íntimamente unidas para formar una sola cosa, lo que se llama: vida de Gracia. 

En cambio... Como consecuencia, si el Sacerdote carece de fe, carece también de esperanza, es decir, la médula esencial para poder superar las innumerables dificultades que implica la vida pastoral, he aquí el porqué de caídas, escándalos y miserias, depresiones morales y espirituales hasta la apostasía.
¡Cuántos han apostatado! ¡Cuántos que, aunque no han apostatado, se han quedado, desgraciadamente, como ramas secas del Cuerpo Místico, tumores contagiosos para tantas almas, causa, no de salvación, sino de perdición! ¡Qué cadenas tan terribles tienen sujetos a estos desventurados sacerdotes al enemigo del Sacerdocio! 

Sin amor

Profesionalismo frío, infecundo e hipócrita el del sacerdote sin fe, sin esperanza y sin amor. Ante los sufrimientos de aquellas almas, de las que es padre, no tiene sino palabras vacías de conveniencia y privadas de cualquier eficacia, palabras sin alma.

Las palabras que salen del sacerdote en comunión con el Eterno Sacerdote, son palabras de vida. Impregnadas de la unción y eficacia que tienen las palabras del Sacerdote santo, se convierten en bálsamo capaz de aligerar los sufrimientos de tantas personas.

El Sacerdote profesional no está en situación de hacer un diagnóstico de las almas que sufren por culpa del Maligno, en el que, entre otras cosas, no cree. Su espíritu está árido, y la aridez es impotente contra los males del espíritu, cuando ésta es culpable, como en muchos sacerdotes de esta generación incrédula. 

¿Cuál es el comportamiento que se debe tener con estos sacerdotes? Son los más desventurados entre los hombres y, a pesar de todas las apariencias contrarias, merecen ser ayudados, sea con la oración o con el ofrecimiento a Dios de los propios sufrimientos, sea con lenguaje respetuoso y prudente, sincero y realista. Hace falta hacer sentir, hacer llegar a sus corazones sentimientos de verdadera amistad y fraternidad.

Ya no saben, tal vez nunca lo han sabido, que son criaturas humanas y divinas juntamente, hechos participes de la Vida, del Sacerdocio, de mi poder, Cristo Jesús.  No saben que son el hombre de Dios, escogido por Dios para la salvación eterna de las almas que han sido redimidas con el sacrificio del Hijo Unigénito. No saben que son el hombre del que tienen necesidad las almas para ser lavadas, purificadas, santificadas en Mi Sangre. No saben que son el objeto disputado por infinito Amor y por ilimitado odio. 
Reza hijo, repara y bendice, para ayudarlos a romper las cadenas que los tienen atados a la más horrible esclavitud. 
Te bendigo; ámame.