Los sacerdotes sacrílegos celebran con las manos ensangrentadas

Mensaje a un Alma Escogida

2-6-2015


Mis amados servidores, así como lo es para Mi amada Mensajera: deseo que en momentos de mayor tribulación Me ofrezcáis todo vuestro dolor y todos vuestros sufrimientos del alma, porque es cuando mayor consuelo me dais; y todo este sufrimiento del alma es redentor, pues es participación en Mi Cruz.

Muchas almas se pueden salvar. Os pido de ofrecedlo todo por vuestros sacerdotes, porque en estos momentos éstas son las almas más necesitadas de Mi Gracia Divina y de Mi Misericordia; y es a éstas, Mis almas predilectas, a quienes Yo deseo rescatar por medio de vuestras tribulaciones, si las unís a las Mías y las ofrecéis por vuestros Sacerdotes y hermanos. El ataque del Enemigo contra estas almas es cada vez mayor, porque muchos judas quieren hacer de ellos, sabiendo cuán grande es Mi Amor por ellos, y cuán grande es la misión sobre las almas que les he encomendado.

Bien habéis comprendido el grande Dolor que atraviesa Mi Sagrado Corazón. Lo habéis visto en el momento de ser ofrecido a Mi Padre Eterno, en la Santa Hostia, Mi Verdadero Cuerpo, y en el vino, Mi Verdadera Sangre.


Muchos, muchos son los sacerdotes sacrílegos que osan subir al Altar, llenos de inmundicias en su interior, porque por fuera aparentan ser sepulcros
blanqueados, pero Yo, que todo lo veo y conozco lo profundo de sus corazones, están llenos del mal; son sepulcros blanqueados por fuera, pero por dentro están llenos de gusanos y podredumbre.

Estos sacerdotes, mucho daño hacen a Mi Iglesia, porque no dan Verdadero Testimonio: dicen una cosa y actúan otra; dañan a Mi Cuerpo Místico con sus hipocresías y falta de verdadero amor y entrega a Mí, Su Dios.

Por estos, a quienes llamo Mis amigos, son ellos, Mis amados, los que reanudan nuevamente en el Altar Mi Santa Pasión. Si Yo no tuviese compasión de ellos, verían en cada Santo Sacrificio del Altar, cuando celebran indignamente el Santo Sacrificio, sus manos y sus vestiduras llenas de sangre, porque Mi Corazón sangra por ellos, por su desamor, por su deslealtad y traición.
Este es Mi Santo Cuerpo, que agoniza en sus manos, ante sus miradas impías, ante la dureza de sus corazones.

Esta es la Pasión Dolorosa del Hijo del hombre, que vivo en muchos Altares, muero a diario en cada Santa Misa, dando Mi Vida por vosotros en el Santo Sacrificio Redentor; doy Mi Vida porque os amo.