Mis adoradores perfuman de santidad los espacios por donde pasan




Jesús a Agustín del Divino Corazón:
Reparad por todas las ofensas que recibo diariamente en mi Tabernáculo de Amor

Hijo mío: venid al Tabernáculo de mi Amor que os espero, en este primer jueves de mes, para derramaros derroches de bendiciones porque las almas reparadoras de mi Augusto Sacramento embellecen el Sagrario con su presencia; las almas reparadoras de mi Augusto Sacramento perfuman de santidad los espacios por donde pasan; las almas reparadoras de mi Augusto Sacramento defienden mi misterio de amor dando su propia vida, si fuese necesario; las almas reparadoras de mi Augusto Sacramento se extasían ante la grandeza que ven sus ojos; las almas reparadoras de mi Augusto Sacramento purifican su corazón en los Ríos de la Gracia porque conocen de mi pureza, de mi Celestial presencia en el Pan de Ángeles.


Hijo carísimo: la Sagrada Hostia, es decir, mi Cuerpo Santísimo es ultrajado por la incredulidad de muchas almas; almas que aducen de que soy mero simbolismo, almas que se atreven a rebatir sobre mi Misterio de Amor. Misterio aceptado por los sencillos, por los que tienen corazón de niño. Misterio que muestra mi Divinidad. Misterio insondable, inescrutable. Misterio que os lleva al disfrute de una de mis moradas celestiales. Misterio que os eleva en gracia, en dignidad para ser aceptos a los ojos de Dios.


Hijo mío: reparad, porque Yo que soy el Pan bajado del Cielo, mi Carne que es verdadero manjar, mi Sangre que es verdadera bebida: soy despreciado, cambiado por las algarrobas y el salvado de los cerdos.

Reparad para que los hombres reconozcan que estoy vivo en la Hostia Santa, para que sientan la necesidad de comer el alimento perdurable, para que despierten de su sueño letargo, para que abran sus ojos a la realidad; para que se suelten de los sutiles engaños de satanás que les hace creer que Jesús no hace presencia en la Eucaristía, que es un mero símbolo, un recuerdo del Jueves Santo.


Hijo mío: Yo que decidí quedarme hasta la consumación de los siglos en todos los Sagrarios de mundo, el gran amor que os tengo hizo que me perpetuase en la Hostia Consagrada. Hostia que os nutrirá para daros vigor espiritual, fuerza para que no caigáis en tentación. 

Hostia que dará luminosidad a vuestro espíritu como el sol del mediodía. 

Hostia que os acentuará, aún más, mis rasgos divinos porque fuisteis creados a mi imagen y semejanza.

Haced muchos sacrificios porque soy el Mendigo del Amor y no todas las almas creen en Mí, no todas me buscan en el Tabernáculo de mi Amor Divino.