Quiero hablarte sobre la salvación de las almas

12 de Agosto, 2003. Direction for our times, Ireland

María:
Hijo mío: durante este tiempo debes mantenerte firme al lado de tu Madre. Para esto se te ha preparado. Estoy contigo de una manera especial y no te dejaré. Necesitarás mantenerte recogido, cosa fácil para quien ora. Quiero hablarte sobre la salvación. Hay muchos que ni siquiera consideran su salvación, y por eso no ven el pecado como una amenaza; las más de las veces ni siquiera consideran la idea del pecado en lo absoluto. Muchísimo es el tiempo que se pierde considerando los por- qués de los pecados de una persona. Querido mío: estas son distracciones. 

El maligno desvía la atención del pecado mismo, creando un diálogo que resulta irrelevante. Cada alma habrá de responder por los pecados que cada quien haya cometido. Es muy sencillo. 


Por supuesto que Jesús, como último Juez, tomará en cuenta todos los factores que intervinieron en cada pecado, pero el acto quedará en pie y en el momento del juicio no habrá tales diálogos. Como podrás ver, querido mío, este mundo moderno está tan desacostumbrado a la verdad, que a la gente le resulta muy difícil verla. Pero una vez que se vuelva a hablar con la verdad, la gente la reconocerá por lo que es y se aferrará a ella. Debo decirte que los pecadores, incluso aquellos que cometen los pecados más graves, se sacudirán sus malos hábitos y regresarán al Hijo del Hombre sintiendo gran arrepentimiento y ale- gría. 


A muchos de nuestros hijos se les está convenciendo de que el pecado no es pecado; se les ha dicho que el pecado es una elección o decisión que pueden hacer y que tiene que ver con bases culturales o de desarrollo. 

Se asume cualquier noción ridícula como verdad, mientras que los que dicen la verdad son despreciados y flagelados como si mintieran y trataran de infligir daño. Debemos concentrarnos en lo que es fundamental, hijo mío. 

La salvación no está disponible para aquellos que siguen el camino de la oscuridad. Son engañados por el demonio y muchas veces no pueden salir de esa dificultad a tiempo. Ahora tomaremos de nuevo estas almas con un enfoque firme y valiente en la verdad. Dios, tu Padre celestial, que es todo bondad, me ha dado autoridad sobre este tiempo de preparación, y es con esta autoridad que hablo hoy, y con esta autoridad intento llevar a cabo el plan de salvación para este mundo. 

Tu, hijo mío, tendrás una parte en ese plan.