Cómo me ayudó san José



El 19 de marzo honraremos a San José en su día. Este gran santo, esposo de la Virgen María, proveyó el pan a quien es el Pan de Vida y no deja de trabajar para nuestra felicidad así como lo hizo por su familia en la Tierra. He aquí un ejemplo de sus bondades relatado por el padre Ted Custer, misionero en Nicaragua:

En 1982 comencé mi segunda misión pastoral en una pequeña ciudad en el centro de Nicaragua. La situación era delicada. La revolución
sandinista estaba en pleno auge y la guerra de los Contras se intensificaba. 

Seguía los pasos de mi predecesor, un sacerdote muy apreciado por los lugareños que lo veían partir con tristeza (a causa de su enfermedad). Antes de que fuera a los Estados Unidos para una visita, me informaron que si no conseguía terminar la reparación del techo de la iglesia que estaba en reparación, los parroquianos dejarían que me las arreglara solo.

En esta parroquia había una pequeña imagen de San José que la gente consideraba milagrosa. No sabía mucho sobre el tema, pero hice una oración desesperada a san José pidiéndole ayuda. Pedí prestados 2.000 dólares e inicié la obra no sabiendo cómo iría a restituir el dinero, aun en dos años. 

Viajé a mi casa en los Estados Unidos por un mes y justo antes de regresar a Guatemala, mi antiguo párroco me pidió que lo fuera a visitar porque tenía un regalo para mí. Era un poco más de 2000 dólares. ¡Qué alegría! De esta forma podía devolver el dinero que me habían prestado y todavía me sobraba. Cuando llegué a Nicaragua, descubrí que los obreros habían gastado un poco más de lo previsto, y que la suma que me había dado mi párroco cubría EXACTAMENTE el importe. ¡Viva san José!”
Todos nosotros tenemos la posibilidad de orarle con fe y de confiarle nuestros problemas. ¿por qué lo dejaríamos de brazos caídos?