La masonería, Hiroshima y los refugiados

Por María Ferraz
Que la élite masona está a cargo de una guerra contra el cristianismo se pudo comprobar cuando el presidente de EEUU, Henry Truman mandó 2 bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Bombardeo no justificable por razones militares, ya que se trataba de dos ciudades sin fábricas de armamentos ni presencia militar significativa. Como objetivos estratégicos tampoco valían gran cosa.
Harry S. Truman, alcanzó el 32° grado masón del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, ordenó el bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki, escogiendo estas dos ciudades por hallarse cercanas al paralelo 33.


El número 33 forma parte de la numerología ritual masónica y es una señal para sus adeptos.
Para celebrarlo, en octubre de aquel mismo año, Truman fue elegido para el grado 33°

Estas dos ciudades eran, estadísticamente, las que más cristianos albergaban en todo Japón, siendo la masonería el principal enemigo del cristianismo. El dia elegido para los bombardeos (el 6 de agosto), es la fiesta católica de la Transfiguración de Jesús, el dia en el que los catolicos conmemoran la transfiguración de Jesús con estas palabras textuales de los evangelios:“y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz
El acto de lanzar la bomba atómica sobre los cristianos esa misma fecha, supone un símbolo satánico, por oposición entre la transfiguración de Jesús y el rostro "luminoso" de Lucifer.

La Europa cristiana, o lo que queda de ella, gracias a esta misma influencia nefasta, ha abierto sus puertas a millones de inmigrantes musulmanes y no sólo con la crisis de los refugiados. Es una forma lenta pero segura de acabar con el cristianismo, no en vano el año 666 es nombrado por la Virgen (en las revelaciones al P Gobbi), como un número del anticristo, precisamente porque los seguidores de Alá erradicaban, y siguen erradicando del mapa a todas las comunidades cristianas que encuentran a su paso. El año 666 coincide con la máxima expansión del Islam.


La crisis de los refugiados le va muy bien a la élite para abrir nuestras fronteras bajo la excusa del respeto al multiculturalismo, porque su objetivo es acabar con todo patriotismo y nacionalismo. El gobierno Mundial debe asentase sobre una población privada de identidad y por tanto de unión y fuerza para luchar contra el sometimiento de los poderoso.