Müller y Francisco se contradicen


por Fray Gerundio
Gracias, cardenal Müller, por sus clarísimas palabras durante su visita a 
España:
No pueden comulgar los divorciados, porque el Papa no puede decir eso.
En mi libro digo que ningún Papa puede decir eso.
Mi libro le encanta al Papa.
El Papa no me dejó presentar la Exhortación. Pero fue una casualidad.
El Papa dice que se debe acoger a los adúlteros y pensar si se les puede
 dar la comunión.
Todo el mundo se lanza a interpretar lo que ha dicho el Papa.
Cada uno lo interpreta de manera diferente.
Todos -unos y otros-,  hablan de que ya se puede/ no se puede dar la 
comunión a los divorciados.
Kasper que sí.
El Filipino y su Conferencia, que sí.
El Schöborn que OK.
Los de periodista digital, que fetén.
Müller, que no. Pero al Papa le gusta su libro. Porque el Papa no ha dicho
 que sí.
Burke, que no es magisterio. No se ha mojado más.
Otros que es magisterio el texto, aunque no la nota a pie de página.
Blázquez que está todo bien claro. ¡Es un genio!
Los que no están de acuerdo con la Letitia dicen que sí, aunque debería 
haber dicho que no.
Otros, que aunque un Papa nunca puede decir que sí, en realidad en este lugar 
ha dicho que no, aunque parezca que sí.
Y Francisco gozando, disfrutando, enredando y destruyendo.
Y los divorciados vueltos a casar, comulgando.
Y los de otras situaciones irregulares, mariposeando.
Y los cardenales, obispos y demás familia, interpretando.
Y Munilla, Iceta y Escribano, releyendo y contextualizando la Letitia en 
Radio María.
Muy pocos valientes han dicho con toda nitidez que este escrito es una vergüenza.
Por cierto, no son cardenales. Deben ser algunos pepinillos en vinagre, agarrados a estructuras caducas y cerrados a las sorpresas del 
Espíritu que revolotea por Santa Marta.
Resultado, para que mis lectores de enteren de una vez:
Sí pero no; aunque en realidad no, pero sí. Hay que pensar si sí, porque 
si no, algunos creerán que no. Y si decimos que sí, no se puede decir 
que siempre sí, sino que alguna vez no. No es verdad que siempre no, 
aunque de vez en cuando sí.
Gracias, cardenal Müller por sus aclaraciones durante su viaje a España.
Gracias Santo Padre, por ser tan claro. Usted es en realidad el único que
habla claro.
Y Dios es quien sabe de verdad lo que usted ha dicho, porque ha querido decirlo. 
A Dios no se le engaña. Conoce bien el paño y lo está tolerando de momento.
Jesucristo no necesita las aclaraciones de nadie, ni siquiera del P. Lombardi.
Para Jesucristo no hay sorpresas del Espíritu.
La Amoris Letitia no le ha pillado al Señor de sorpresa. Ya se la veía venir.
Yo por mi parte, la he tirado a la papelera de mis novicios. Con toda Laetitia.