2 Papas: una situación aberrante


No un Papa, sino dos: uno "activo" y otro "contemplativo"

Es la novedad, sin precedentes, que Ratzinger parece querer poner en práctica. Lo ha anunciado su secretario, Georg Gänswein. Duplicando las ya muchas ambigüedades del pontificado de Francisco

por Sandro Magister



ROMA, 17 de junio de 2016 – La revolución del Papa Francisco está poniendo a la Iglesia del revés. Pero su dócil predecesor, de nombre Benedicto, no es menos.

Renunciar al papado no ha sido su último acto. Cuando se retiró de la cátedra de San Pedro, en ese memorable febrero de 2013, Joseph Ratzinger digo que en su elección como Papa había habido algo que permanecería "para siempre".

De hecho, sigue llevando el hábito blanco, sigue firmando como "Benedictus XVI Papa emeritus", sigue viviendo "en el recinto de San Pedro", sigue haciéndose llamar "Santidad" y "Santo Padre".

Lo último nos lo ha dicho el arzobispo más cercano a él, Georg Gänswein, según el cual Benedicto "no ha abandonado en absoluto el oficio de Pedro"; más bien ha hecho de éste "un ministerio ampliado, con un miembro activo y un miembro contemplativo", en "una dimensión colegial y sinodal, casi un ministerio en común":

> Benedetto XVI, l'analisi di Georg Gänswein

Estas asombrosas afirmaciones de Gänswein, pronunciadas el 20 de mayo en el aula magna de la Universidad Pontificia Gregoriana, han causado consternación entre los propios seguidores de Ratzinger. Porque nadie duda de que corresponden a su pensamiento y que ha sido él quien las ha autorizado. Pero nadie esperaba que hiciera un gesto de tan inaudita ruptura en la historia del papado, sin ningún precedente en absoluto, "una especie de estado de excepción querido por el Cielo", como lo ha definido el propio Gänswein, después de un pontificado que ha sido, también éste, "de excepción", un "Ausnahmepontifikat".

La novedad absoluta no es la renuncia, sino lo que viene después.

Cuando Celestino V anunció, el 13 de diciembre de 1294, su renuncia al pontificado, las historias relatan que "descendió de la cátedra, se quitó la tiara de la cabeza y la depositó en el suelo; luego se quitó el manto papal, el anillo y el resto ante los asombrados cardenales" y volvió a ser un simple monje, totalmente retirado del mundo.

Es lo que también el más autorizado de los canonistas católicos, el jesuita Gianfranco Ghirlanda, previó en "La Civiltà Cattolica" inmediatamente después del anuncio de la renuncia de Benedicto XVI: que ciertamente habría seguido siendo obispo, o más propiamente, "obispo emérito de Roma", puesto que el orden sagrado es un acto indeleble, pero que habría "perdido toda su potestad primacial, porque ésta no es concedida por la consagración episcopal, sino directamente por Cristo a través de la aceptación de la legítima elección".

Sin embargo, el  verdadero comportamiento de Ratzinger ha contradicho este orden de cosas.

Pronto surgió quien lo justificó teóricamente. Como el canonista Stefano Violi, quien sostiene que Benedicto XVI no ha renunciado en absoluto al oficio de Pedro, sino sólo a su servicio activo de gobierno y de magisterio, manteniendo para sí el ejercicio de la oración y de la compasión. Es decir, precisamente lo que Gänswein ha dado por hecho hace un mes: un doble papado "con un miembro activo y un miembro contemplativo", Francisco y Benedicto, "casi un ministerio en común".

Ahora bien, que en la Iglesia católica pueda haber dos Papa, de perfil distinto pero siempre más de uno, es algo que teólogos y canonistas de valor como Geraldina Boni y Carlo Fantappiè juzgan no sólo inaudito, sino "aberrante", además de prenunciar conflictos.

Pero hay más. Violi teoriza incluso la superioridad ideal del Papa "contemplativo" sobre el "activo", en cuanto está más cercano al ejemplo de Jesús, que se despojó de todo, también de su divinidad.

Y además, no es en absoluto verdad que esté tan clara la distinción de los papeles entre Francisco y Benedicto.

Ratzinger ha roto varias veces el silencio que había hecho prever después de la renuncia. Son ya una docena las veces en las que dicho o escrito algo en público, obligando cada vez a estudiar qué está de acuerdo y qué no lo está entre él y el magisterio del Papa "activo".

Por ejemplo, cuando en el intervalo entre los dos sínodos sobre la familia Ratzinger se retractó sobre sus tesis de juventud, favorables a la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar, y escribió todo lo contrario, en una especie de contestación anticipada a "Amoris laetitia".


En el magisterio de Francisco triunfa la ambigüedad, pero también el "papado emérito" de Benedicto es un enigma no resuelto.