300 km en silla de ruedas para pedir una curación en Lourdes

El amor de un padre por su hijo enfermo le hace recorrer 300 kilómetros empujando la silla de ruedas

El amor de un padre por su hijo enfermo le hace recorrer 300 kilómetros empujando la silla de ruedas
La llegada al destino final: una muestra de fe de una familia entregada a la sonrisa de Hugo.

El pasado 12 de junio, cuando la Iglesia celebró el Jubileo de las personas enfermas y discapacitadas en el marco del Año Santo de la Misericordia, se pudo ver por las calles de Lourdes a un hombre empujando con energía una silla de ruedas con un sonriente niño en ella. Era el empuje final para una peregrinación muy especial, emprendida por David Ludtke, que vive en Estrasburgo. Partió desde Villelongue-de-La-Salanque, o Vilallonga de la Salanca, en el Rosellón, cerca de Perpiñán, donde viven sus padres: un recorrido de 300 kilómetros paralelo a la frontera pirenaica franco-española. El objetivo: rezar allí por el milagro que mejore la situación del pequeño Hugo, afectado por una parálisis cerebral. Y, por el camino, ir concenciando a la gente sobre este problema y recaudando fondos para el proyecto La Sonrisa de Hugo.


Arriba, la familia Ludtke, al completo, con la basílica al fondo.
Abajo, rezando ante Nuestra Señora.



"He querido dar a conocer a mi hijo y la sonrisa que ilumina su rostro", dice David, quien explica que la finalidad de la asociación La Sonrisa de Hugo es dar a conocer la situación de estas personas y financiar algunos tratamientos particularmente caros.



Breve reportaje sobre Hugo, a su llegada a Lourdes