Me he encontrado con exigencias sacramentales, de gente que nunca había visto en la Iglesia, como jamás antes. Parejas de hecho con previos matrimonios demandando que se les confesara y para que pudieran comulgar. Padres pidiendo bautismos para sus hijos con padrinos que sólo cumplían la edad en las normas del Derecho Canónico. Y lo podemos hacer con sonrisa o sin sonrisa, pero si queremos ser fieles a la Iglesia, hay que decir: “No”. ¿Era necesaria toda esta confusión y enfadar al personal cuando no se cumplen sus expectativas? No lo sé, doctores tiene la Iglesia, que se dice, aunque cada vez me fío menos de esos “doctores”
Salen a la luz los nombres de los responsables de la petición al cardenal Sodano
Amoris laetitia