El mejor medio para la santidad


EL MEJOR MEDIO PARA LA SANTIDAD 


De la Eucaristía salen ríos inmensos de gracias y bendiciones, mucho más de lo que podemos pensar o imaginar. La Eucaristía es el mejor alimento espiritual para subir a la cumbre de la santidad. Por eso, todos los que no creen en Jesús presente en la Eucaristía se pierden inmensas bendiciones para su santificación personal. De ahí que, en opinión de muchos teólogos, solamente entre los católicos y ortodoxos puede haber grandes santos, pues a los demás les faltará este medio, como no hay ningún otro, para subir la empinada cuesta de la perfección.

El mismo Papa Juan Pablo II lo decía muy bien: Todo compromiso de santidad, toda acción orientada a realizar la misión de la Iglesia, toda puesta en práctica de planes pastorales, ha de sacar del Misterio Eucarístico la fuerza necesaria y se ha de ordenar a él como a su culmen. Y Benedicto XVI nos dice: Hay una relación entre la santidad y la Eucaristía. En la Eucaristía está el secreto de la santificación personal.


SEGÚN NUESTRAS DISPOSICIONES

Hay quienes comulgan por costumbre o porque es la fiesta de un santo o la Misa de un familiar, pero no se han preparado para hacerlo en condiciones. Recibir a Jesús Sacramentado sin buscar la comunión plena con su Voluntad, sin la comunión en sus padecimientos, es como comer sin provecho, porque no se asimila o se asimila mal. Comulgar es participar en el sacrificio de Cristo, donde es glorificado por el Padre, y así tiene acceso a la vida divina de Cristo, de esa vida que Él recibe del Padre y que el Espíritu Santo recibe del Padre y del Hijo. En una palabra, comulgar es una participación real en la vida de la Santísima Trinidad por medio de Jesús, pues por Cristo-Hombre llegamos a la Trinidad. Al comulgar con devoción, nuestro ser, se funde con Cristo sufriente en la Cruz para ser con Él glorificado. 

El Cielo será precisamente una unión con Cristo y, por Cristo, con el Padre y el Espíritu Santo para toda la eternidad.
Jesús le decía a Luisa Picarreta: La Eucaristía es prenda de la futura gloria, es semilla que impide la corrupción, y es como esas hierbas aromáticas con las que ungiéndose los cadáveres no se corrompen, y dona la inmortalidad al alma y al cuerpo. En el Sacramento de la Eucaristía, en él el sacrificio es continuo, perpetuo, es la fuerza que hago al Padre para que use misericordia con las criaturas y con las almas para obtener su amor, y me encuentro en continuo trance de morir continuamente, si bien todas muertes son de amor.

Aunque mucho, muchísimo más se podría hablar sobre Jesús Sacramentado, más adelante hablaremos de la Eucaristía como dogma de fe en la presencia real de Jesús, como sacramento y sacrificio. Que estas pobres palabras sirvan a quienes las lean para valorar un poco más el inmenso tesoro que es tener y recibir a Jesús Sacramentado.


P. D. C. M. F.