Excesos bergoglianos

Panorama Católico Internacional

El enojo de los católicos “conservadores”, que venimos a ser casi todos -en el lenguaje inclusivo de Francisco- sube la temperatura. Hace tiempo vimos en la EWTN, “canal conservador” hasta por ahí (no precisamente un órgano de la crítica tradicionalista) un programa en el cual se criticó durísimamente a Francisco. No ya por los errores doctrinales de la Amoris Laetitiae, que sigue generando impensados alzamientos de reclamo (pedidos de corrección, varios firmados por cientos de dirigentes pro vida, académicos, publicaciones, etc., a veces presentados al Papa por miembros de la jerarquía, pero voceados intensamente por seglares). No solo por estos errores, ciertamente gravísimos, devastadores. La cosa ha comenzado a irse de madre en aspectos que, aunque menos graves, producen un revulsivo sorprendente.
Resumamos en breve secuencia la maratón de maltratos y expresiones tragicómicas:

1) Calificó a los que se oponen a cambiar los mandamientos, "clavos", que "dicen que no a todo".
2) Dijo “animales” a los curas que niegan el bautismo aunque sea con causas previstas en el Derecho Canónico, y toda la prensa presente lo transcribió así. La versión oficial italiana giró prudentemente la expresión a un campo semántico más seguro para las relaciones con el clero“Si arriva, a volte, a vere crudeltà pastorali. Per esempio, parlo di un’esperienza che ho conosciuto quando ero a Buenos Aires: in una diocesi vicina, alcuni parroci non volevano battezzare i bambini delle ragazze-madri. Ma guarda! Come fossero animali. E questo è individualismo”. Como notará el lector, ahora la cosa resultó ser –oficialmene- que a los pobres bambini se los trata “como si fueran animales”. Pero, insisto, no fue lo que dijo. Dijo que los curas eran unos animales.
(...)También dijo que los curas no deben andar metiendo las narices en la vida moral de la gente. Un monseñor, irónicamente de apellido Pope, replicó a Francisco con sincera convicción que eso de preguntar a los fieles sobre su vida moral viene a ser una parte importante de su deber religioso. Y algo de razón tiene, ¿no? O somos muchos los que hacemos el papel de tontos contándoles a nuestros confesores sobre nuestra vida espiritual, confesando nuestros pecados, defectos, etc. y además pidiéndoles consejos. Y ellos aceptando meter sus narices en nuestras vidas.

No creo que el lector soporte más información explícita (con perdón) sobre estos temas, pero si una noche de insomnio lo asalta puede leer, en inglés lamentablemente, las vicisitudes de tan elegantes giros papales aquíaquí y aquí, además de un centenar de sitios más.
Brutalidad pontificia
No se registran términos tan brutales salidos de la boca de un papa dirigidos al clero y a los fieles que desean cumplir con los mandamientos… hasta donde yo se.
Términos que le están vedados en la forma por la calidad de su cargo -inclusive aunque estuviesen justificados por la realidad- cosa que no ocurre al menos en los casos que él invoca. Más bien son los más fieles católicos quienes se han visto tan cruelmente agraviados. Y la Sede Petrina salpicada por su titular, que no vacila en radicalizar su vocabulario a tales extremos. Entiéndase, no se trata de un porteador de bultos, ni un periodista, ni siquiera un jefe de Estado laico: es el Papa, el Vicario de Cristo. Y dirige estas invectivas, que en su boca suenan más brutales que en las de otros, a su propio rebaño y a sus hermanos en el sacerdocio. En el "Año de la Misericordia", invocando a cada oportunidad el carácter maternal de la Iglesia.
Como un padre amoroso
Esto ha causado un enorme malestar. Pero se suma otro, que más que inquietud llega al terror, por el ejercicio que se hará de un instrumento legal novedoso: la posibilidad de remoción sin proceso canónico de los obispos que, a su entender, no actúen responsablemente o con el debido cuidado de su grey… Es un motu proprio que lleva el nombre “Como una Madre Amorosa”. En sus breves disposiciones Francisco autoriza la destitución de los obispos sin el tradicional proceso canónico que debe realizarse cuando el titular de una diócesis o superior de una orden es sospechoso de cometer delitos canónicos o civiles. En algunos de sus puntos, el documento, según el boletín de Radio Vaticana, dice:

… el obispo diocesano o eparca, o aquel que, aunque de forma temporal tenga la responsabilidad de una Iglesia particular, o de otra comunidad de fieles puede ser removido de su cargo legítimamente, si por negligencia, ha cometido u omitido actos que hayan causado un grave daño a los demás, sea que se trate de individuos, que de una comunidad en su conjunto. El daño puede ser físico, moral, espiritual o patrimonial.
Además, el obispo diocesano o el eparca pueden ser removidos sólo si objetivamente han faltado de forma muy grave a la diligencia que requiere su función pastoral, incluso sin grave culpa moral por parte suya. En el caso de abuso de menores o adultos vulnerables, es suficiente que la falta de diligencia sea grave. El obispo diocesano y el eparca son equiparables a los superiores mayores de los Institutos religiosos y de las Sociedades de vida apostólica de derecho pontificio.

El motu proprio puede leerse completo en italiano o inglés en la web oficial del la Santa Sede.
¿Uno se pregunta: se lo aplicará a sí mismo?