Revelaciones de una bienaventurada al científico Ricardo P Hernández

Extracto del libro del Dr RICARDO PEREZ HERNANDEZ:  QUÉ HAY MÁS ALLÁ DE ESTE AQUÍ-  LOS DELEITES DEL MÁS ALLÁ.  1977, México.



Dr Pérez: ¿Cómo es el Purgatorio?

Alma: “Desde luego, el Purgatorio no consiste en un campo de concentración de almas humanas independizadas de sus cuerpos. Te decía que el alma del hombre jamás se separa de su organismo integral, que le es consustancial, sino solamente del cadáver. La purificación después de la muerte se realiza en cuerpo y alma.
Tampoco se trata de una purificación intensiva e instantánea de tipo
angélico, ya que ésto implicaría un esencial cambio antropológico, ciertamente innecesario. El hombre vive aquí y pervive en el Más Allá con su naturaleza humana, tal como se la dio el Creador.
 El Purgatorio, por tanto, es un lugar real y temporal 


¿En dónde está el Purgatorio?

 En los espacio-tiempos de la quinta dimensión, los cuales conservan los actos de existencia de toda la vida terrena del hombre.

 Ahí, en cada espacio-tiempo que lo necesite, es preciso purgar la pena debida por ese acto de existencia pecaminoso,para que la Justicia Divina termine de
aniquilar lo que ha quedado pendiente en dichos actos inmorales, y perdonados en cuanto a la culpa y pena eterna. Para ello basta que la conciencia humana se ubique en esos estadios de la vida pasada; que reconozca libremente la malicia y funestas consecuencias de sus faltas deliberadas, y que repare con dolor lo que no quiso obedecer por amor.
 Además, como la conciencia ya no está ligada al momento presente del tiempo normal de la tierra, el alma puede contemplar, en paratiempos del pasado y del futuro, las consecuencias de sus aportaciones de maldad al pecado del
mundo.
¡Se siente un profundo abatimiento por haber desaprovechado los espacio-tiempos de lavida terrena, concedidos generosamente por el Creador! ¡Es sumamente dolorosa la purificación de los sentidos corporales!

 ¡Da mucha tristeza el haber contribuido a la disminución del grado de
 gloria de un bienaventurado! 

¡Es espantoso, cuando se ha cooperado a la condenación eterna de algún prójimo! 

¡Resulta excesivamente penoso, observar nuestra falta de correspondencia al Amor Divino! 

Ahí se rectifican los malos hábitos y se adquieren los de la Patria. Es fácil decir todo ésto, pero muy difícil y aflictivo el efectuarlo. 

Para mayor claridad, te relataré lo que me sucedió en mi última etapa de purgatorio. Ya había satisfecho a la Justicia Divina por todos mis pecados. Ya
vislumbraba el inmenso Amor de nuestro Dios para conmigo. Empezaba a entrever mi nombre nuevo y mi dotación de maná recóndito. Me encontraba purificada, pero no sabía mi exacto lugar en el cielo y aún no confiaba plenamente en el Señor.
 Mi ángel instructor me llevó al sitio donde yo radicaría principalmente en la gloria.
 Algo así como mi "refugio" celestial. Debes saber que todo bienaventurado posee un lugar muy íntimo y propísimo, donde realiza sus más caros amores.
 Pues bien, yo nunca había viajado en avión por miedo a las alturas. ¡Grande fue mi pánico cuando el ángel me hizo subir al firmamento! Utilicé un espacio-tiempo de mi cuerpo adulto.
Veía la tierra cada vez más pequeña, verdosa, la cual se alejaba de mí con suma rapidez. Como aún no estaba yo glorificada sino en fase de entrenamiento para adquirir las costumbres celestiales, era poco lo que entendía. Mi hábito arraigado de confiar en mí y no en nuestro Dios, aumentaba mi temor. Creí que me iba a caer de esas alturas. Después, la obscuridad completa me aterrorizaba, a pesar de que el ángel insistía, reprochándome mi falta de confianza en el Todopoderoso. Mi espanto
llegó al colmo cuando sobrepasé la velocidad de la luz. Ya podrás apreciar que
las malas costumbres terrenales dificultan el aprendizaje de lo que se usa en el cielo.
Claro es que actualmente, con la confianza absoluta que tengo en nuestro Dios, viajo a velocidades mucho mayores sin temor alguno”.
“¿En dónde se encuentra tu residencia celestial?”
“Mi refugio está en un pequeño planeta de la constelación de Aster, a un poco más de un millón de años luz, de la tierra”.


“¿Y desde allí has venido a visitarme?”
“Sí, claro. Viajo actualmente con gran celeridad. Pues bien, cuando llegamos a Aster 5, sólo vi una gran llanura inhóspita. "Aquí radicarás", me dijo el ángel. Y yo me entristecí. "¿Por qué te preocupas?
 –me animó– 
 Basta que imagines cómo deseas tu casa, para que se haga según tu
 pensamiento. Ya ejerces dominio e imperio sobre la materia, energías y toda creatura inferior a ti".
 Pero yo no atinaba. En mi terruño, estaba acostumbrada a contratar un arquitecto y a lidiar con los albañiles. No lograba convencerme de que las cosas me obedecieran. Al primer intento, me resultó una casona de cantera rosa potosina. Después, un eco lejano del Palacio de Versalles. Y así batallé
muchas veces, hasta que el ángel me convenció de que sobraban muros, techos, puertas y ventanas, puesto que no tenía que protegerme de nada en el cielo. Al final quedó muy bien. Ya la conocerás. No te la describo, porque prefiero darte la sorpresa”.
“Es muy difícil el aprendizaje de las costumbres del cielo”.
“No es complicado.
 La base del entrenamiento consiste en adquirir una plena y absoluta
confianza en nuestro Dios. Esta educación debe comenzar en la vida terrena, para abreviar o evitar el purgatorio, sólo que de acuerdo con la Fe y las múltiples limitaciones del hombre mortal. La verdadera confianza en el Altísimo no consiste en esperar que El cumpla todos nuestros caprichos,
sino en la seguridad, basada en el gran Amor que nos profesa, de que nos regalará lo mejor para cada uno de nosotros, cuándo y cómo El lo determine, y si es que nos conservamos en su Gracia y perseveramos en el cumplimiento fiel de sus Mandamientos.

Te contaré otra anécdota mía, añadió, con su bella mirada

.
 Antes de mi glorificación, bien sabía que mi cuerpo, en cualquiera de los innumerables espacio-tiempos de mi vida terrena, era capaz de
atravesar las paredes sin molestia alguna. Sin embargo, la primera vez que intenté atravesar un pequeño montículo, me paré bruscamente. Prevaleció mi costumbre terrenal de detenerme frente a los obstáculos. Pero en la actualidad, atravieso hasta los astros”.
¿Sirven de algo los sufragios por los difuntos?
“Son eficacísimos, aunque se trate de difuntos muy antiguos. En el Más Allá, no rigen las clásicas nociones de presente, pasado y futuro, ni existe la ligadura de la conciencia con el momento actual.
 Los sufragios llegan con toda oportunidad desde cualquier fecha, gracias al puente inmediato de la quinta dimensión.
Ojalá, finalizó, que tus actos de existencia, guardados en los espacio-tiempos de tu vida, y los hábitos que formes, sean tan cristianos, que no necesites pasar por el purgatorio. Tal es el deseo de nuestro Dios para ti”.