En el Cielo continuarán con sus estudios

14 de Diciembre, 2006 Jesús a Anne, a lay apostle

Las palabras que les dirijo hoy son de carácter sumamente grave. 

Amado mío: eres una creación de Dios; Él no te creó para que rechazaras el lugar que te corresponde dentro de Su familia, que incluye a toda la humanidad, en donde tú ocupas un lugar muy importante. Aunque lo niegues tratando de convencerte a ti mismo de que no estás rechazando a la humanidad sino únicamente a su Creador, alejarte del amor de Dios es alejarte de tu propia familia. Amigo mío, esto es como si te llevaras la mano al pecho para sacarte el corazón porque lo rechazas, pretendiendo quedarte sólo con tu cuerpo. 

El cuerpo no funcionará sin el corazón; no puede hacerlo. De la misma forma, la familia de Dios no puede funcionar sin la mano providente del Padre e, incluso, la tierra dejaría de existir si el Padre retirara Su benevolencia. Tu rechazo de Dios proviene de la ira; con todo, eso también lo niegas, quizás argumentando evidencias científicas que pretenden suplantar la existencia de Dios. 

Cuando tu cuerpo muera y te encuentres ante Mí, Jesucristo, quedarás pasmado de ver hasta qué punto llega la ignorancia de la humanidad, pues todos los conocimientos que hasta el día de hoy haya podido acumular la tierra, si bien para ti resultan excitantes, son una nada ante la luz de la verdad que brillará en todo su esplendor y que tú podrás explorar en el cielo. Bendigo toda ciencia de buena voluntad. Dios ha sido misericordioso hasta el extremo a través de la ciencia, y muchos hombres que la han estudiado, han llegado a tener un profundo respeto por el Creador a través de sus conocimientos. 

Por supuesto que en el cielo continuarán con sus estudios y recibirán más bendiciones todavía. Además, muchos estudiosos de la ciencia, al cooperar conmigo en sus estudios, han servido infatigablemente a sus familias y a la humanidad ¿Comprendes? Ellos cooperan con Dios, y Dios, a través de esa cooperación, bendice a la humanidad. El género humano es arrogante cuando cree haber descubierto cualquier cosa que no era Mi deseo que descubrieran.


 Tú, como criatura de Dios, debes aceptar que aquellos que se valen de la ciencia para destruir los principios de Dios están trabajando en contra del Creador y habrán de responder por cualquier daño causado al Reino de Dios. Soy misericordioso con los que se arrepienten y seré misericordioso contigo. 


Hoy te hablo, no con el afán de condenar, sino de salvar. Estoy contigo, no me rechaces.