Quiero un trato íntimo con vosotros





Mensaje a J. V.  julio 2016


 Habla Nuestro Señor Jesucristo.


Hijitos Míos, ciertamente, a Mi Iglesia, se le ha ido perdiendo devoción, cariño, amor. Vais, la gran mayoría de vosotros, porque tenéis que ir los domingos, para cumplir con el Precepto, pero, realmente ¿lo cumplís con amor, con respeto y vais, realmente, de humor para estar Conmigo? ¿O vais obligados, vosotros, los pequeños o jóvenes, por vuestros padres? o ¿los adultos, vais obligados, para que vuestros vecinos no os señalen?

Mis pequeños, cuando vosotros vais a casa de un buen amigo vuestro, vais con gusto y, desde que vais caminando, ya sea a pie o en vuestro coche, hacia la casa de vuestro amigo, vais gozando, porque vais a ver a vuestro buen amigo. Vais pensando de qué platicaréis y, sobre todo, si no lo habéis visto en mucho tiempo, le contaréis vuestras aventuras, vuestro trabajo, vuestros viajes, lo que habéis hecho, qué os ha gustado mucho, y lo querréis compartir con vuestro buen amigo. Qué, acaso, ¿no Soy Yo, mejor que vuestro buen amigo? Soy vuestro Salvador, Yo Me di por completo por vosotros.

Yo estoy esperando que vosotros lleguéis a Mi Casa, todos estáis invitados, y Yo quiero que vosotros entréis a ésta, que también es vuestra casa, y platiquemos, pero, realmente. ¿Cuántos de vosotros llegáis de buen humor, empezando por ahí, y con deseos de platicar Conmigo?

Es una tristeza, Mis pequeños, que lleguéis de mal humor y obligados. Yo Me pongo triste, Yo quiero platicar con vosotros y no obtengo, de la gran mayoría de vosotros, ése diálogo íntimo, en que podeMos platicar, en que os puedo aconsejar, en que os puedo quitar ésas cargas que traéis de vuestras obligaciones de estado o de los problemas que habéis tenido en la semana, ya sea en vuestro trabajo, en la familia, con los vecinos. Tantas y tantas cosas que, por un lado, os aquejan y tantas otras que, también, os causan alegría, que Me gustaría que Me compartierais. Pero, no os imagináis, Mis pequeños, cuán pocos de vuestros hermanos llegan realmente a lo que deben de llegar, a estar Conmigo, a compartir, a darMe un rato de alegría, o que Yo os lo dé, porque os pondréis a platicarMe de vuestros problemas y Yo traeré Paz a vuestro corazón y, ciertamente, muchos de vosotros, salís de la Iglesia transformados, porque os doy Mi Paz y os ayudo a que vosotros tengáis la respuesta a vuestros problemas.

Algunos llegan a Mí, implorando Mi Amor, implorando Mi Ayuda, eso es en el caso de aquellos que no Me tienen, todavía, como Hermano y que Me tienen, hasta, podría decir, demasiado respeto, que eso evita que llegueMos a la confianza fraterna, a la cual quiero que lleguéis Conmigo. Una fraternidad respetuosa debe existir, pero que tampoco Me tengáis allá a lo lejos, bajo un capelo y que, vosotros mismos, os sintáis como apartados de Mí y que no podáis platicar Conmigo, porque estoy demasiado alto, demasiado lejos y creáis que nos os voy a escuchar.

No, Mis pequeños, Yo estoy siempre con vosotros, os acompaño a lo largo de vuestra existencia, es más, voy en vuestro interior y conozco todo lo que traéis en vuestra mente y en vuestro corazón. 

Lo que más quiero de vosotros, es ésa sencillez de trato, que no utilicéis palabras ostentosas, palabras que os separan, realmente, de ésa íntima conversación, que seáis sencillos, como niños, sencillos, como dos amigos que se quieren mucho, quiero de vosotros la fraternidad.

Ciertamente, Soy vuestro Dios y merezco respeto por Quien Soy y por todo lo que Yo he hecho por vosotros, pero, también, quiero que tengáis ése trato hermoso de familia, respetuoso, ciertamente, pero, también, un trato alegre, sencillo, humilde.

No Me apartéis, pues, Mis pequeños, de vuestra vida, no os mantengáis en la idea de que Soy el Inalcanzable, que estoy muy lejos de vosotros. No, Mis pequeños, conozco vuestra vida perfectamente y vuestras necesidades, pero quiero que vengáis a Mí, con toda ésa seguridad de que sintáis de que vais a ser escuchados realmente y, eso es una realidad, ¿cómo podría Yo, vuestro Dios, vuestro Hermano, vuestro Amigo, apartarMe en los momentos más difíciles de vuestra vida? Soy vuestro Dios en las buenas y en las malas y, así, deberéis tenerMe, como el Dios que escucha, como el Dios que os ama y que os quiere ayudar en todo.

No limitéis Mi Amor hacia vosotros, no limitéis Mi trato amoroso hacia vosotros, sed sencillos, vosotros, porque Yo también Soy Sencillo con cada uno de vosotros.

Venid, venid a Mí y que, la próxima vez que vayáis a Mi Casa a escuchar la Santa Misa, que sería lo mejor, o que paséis, cuando menos, a visitarMe unos momentos, platiquemos como Hermanos, como Amigos o, si queréis que solamente os escuche acerca de vuestros problemas, de vuestras necesidades, podréis contar Conmigo y Yo os daré Mi Paz y os ayudaré en vuestras preocupaciones.

Gracias, Mis pequeños.