Atesorad riquezas para el Cielo

Jesús a Agustín del Divino Corazón 


Pequeños: os llamo pequeños porque sois pequeños para el
mundo, mundo que ha contaminado el pensamiento de los hombres, presentándoles falsos dioses, dioses que no salvan, dioses que condenan, dioses que los hacen permisivos desviándolos de la sana moral, moral que debe estar arraigada a los pies del verdadero Cristo, Cristo que venció la muerte en el madero de la Cruz, Cruz que debe significar victoria, cruz que debe significar vida, cruz que debe significar Resurrección, cruz que debe significar redención y salvación eterna.

¿Por qué sois tan apocados a lo espiritual y tan aventajados a lo terrenal?
Gran contradicción es la vida para muchas almas porque se afanan por atesorar riquezas, riquezas finitas, riquezas que arruinan, riquezas que os hacen egoístas y avaros, avaros para darle al que sufre, pero amplios para la laxitud al pecado.
Pequeños del aprisco de mi Sagrado Corazón atesorad riquezas para el cielo, riquezas que son eternas, riquezas que os producen paz en vuestro espíritu, riquezas que adornan vuestras vidas como ángeles vestidos majestuosamente para el Rey.


¿Cómo atesorar estas riquezas espirituales? Siendo comprensivos y caritativos con los que sufren, mirando la pobreza de cada hermano vuestro, esforzándoos por suplir sus necesidades, concientizándoos que cada persona es fiel reflejo de mi presencia, no es difícil ser bueno, basta que lo deseéis incesantemente y os esforcéis por ser luz en medio de la oscuridad, por ser humildes en medio de la soberbia, por ser silenciosos en medio del bullicio, por ser benignos en medio de la maldad, en ser crédulos en medio de raciocinios huecos, en ser espirituales en medio de hombres terrenales, en ser otros Cristos en la tierra en medio de pobres almas que dan idolatría a los espíritus del averno, en ser fieles a mi palabra en medio de hombres contaminados por lecturas mezquinas.


Amad las sendas de Dios y cumplid sus mandamientos. Amad vuestra Iglesia como Iglesia verdadera.
Amad al Santo Padre como Vicario de Cristo en la tierra.
Amad los sacerdotes como instrumentos que convierten el pan y el vino en mi Cuerpo y en mi Sangre.


Amad los Sacramentos como siete fuentes de Gracias que os aquilata en el crecimiento de la virtud.
Amad las bienaventuranzas como principios de vida que os hacen santos. Amad las obras de misericordia corporales y espirituales como el camino estrecho que os conduce a mi Paraíso.

Amad a mi Santísima Madre como el camino seguro para encontraros conmigo.
Veis pequeñitos míos que la santidad sí es posible alcanzarla. Si otros brillaron como estrellas en el firmamento, vosotros podéis brillar como luceros en el amplio cielo de la noche.

Os amo, angelitos que vencéis todo obstáculo para llegar a beber en las Fuentes de Mi Divino Corazón.