División sin precedentes en la Iglesia



El eminente historiador de Mattei

La Iglesia está sufriendo una división sin precedentes en cuanto a sus fieles, respecto a la doctrina de siempre y las innovaciones de Francisco. Éste pretende introducir unos cambios que jamás antes se han aprobado y que chocan con las palabras rigurosas de Jesucristo: “El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio” y sin embargo, Bergoglio, permite, desde su exhortación Amoris Laetitia, que éstos puedan, en algunos casos, recibir la comunión y confesarse, derribando las leyes que hace más de 2000 años existen en el catolicismo.

Recientemente, cuatro cardenales le han expuesto una “dubia” o varias preguntas para que resuelva la confusión y ambigüedades que están llevando a muchos fieles al error. Afirma el eminente historiador católico Roberto de Mattei:  Amoris Laetitia es un "documento escandaloso ya que difumina el pecado y por lo tanto lleva a las almas a la ruina.
De Mattei, que vive en Roma, pudo informar con certeza que la dubia, fue  firmada por seis cardenales pero sólo cuatro promovieron el salto a la opinión pública del documento, después de que el papa los dejó sin respuesta. 


Estos cardenales no recibieron respuesta de Bergoglio, a pesar de que actuaban bajo el deber de asistir al papa y más si éste se aparta del camino recto, lo cual contrasta vivamente con la consulta de los obispos argentinos: les redactó una carta para aprobar la comunión eucarística para los divorciados vueltos a casar por lo civil que no consiguieron la anulación del primer matrimonio.

Son incesantes las iniciativas del laicado y de la jerarquía, llamando al orden a Francisco que no obtienen respuesta; la desviación del magisterio eclesial, desde que él ejerce el papado, es notoria sobre todo a raíz de la publicación de Amoris Laetitia, por no nombrar otras afirmaciones suyas muy preocupantes. 

Pero éste no sólo hace oídos sordos a los que le reclaman explicaciones, sino que destituye a diestra y siniestra al clero y a los empleados de organismos dependientes de la Iglesia que osan discrepar con sus declaraciones.

La división está tomando a tintes alarmantes y sólo puede empeorar a medida que el tiempo pasa, puesto que Bergoglio no sólo no rectifica sino que se reafirma en sus posiciones beligerantes.
Que Dios está con la verdad nadie lo duda, falta que el vicario de Cristo se dé por enterado y acoja con humildad las correcciones que se le hacen por el bien de las almas.


E C