Fco: mis opositores son malignos, provocan división


Francisco: “Ciertas maneras de contraponer la doctrina a la caridad no siguen el Evangelio y crean confusión”

"No estoy inventando ninguna doctrina, sólo sigo el Concilio", asegura el Pontífice

Jesús Bastante, 18 de noviembre de 2016

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Francisco y refugiados

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(Jesús Bastante).- Concluye el Año de la Misericordia. Un año intenso, plagado de gestos, de palabras, de caminos. También de dudas y oposiciones. El Papa Francisco ha concedido una entrevista al Avvenire, diario de los obispos italianos, en la que critica el excesivo "rigorismo" y recuerda que, más que un instrumento de poder, "la Iglesia sólo existe para comunicar a los hombres el plan misterioso de Dios".
"La Iglesia no crece nunca por proselitismo, sino «por atracción», como escribió Benedicto XVI. El proselitismo entre los cristianos, entonces, es en sí mismo un pecado grave,porque contradice la dinámica misma de cómo volverse cristianos y seguir siéndolo. La Iglesia no es un equipo de futbol que busca hinchas", señala el Papa a Stefania Falasca.
La entrevista tiene lugar momentos después de la andanada de cuatro cardenales conservadores contra la "Amoris Laetitia" y la propia legitimidad del Papa. "Algunos siguen sin comprender -apunta Bergoglio-, o blanco o negro, aunque sea en el flujo de la vida en donde hay que discernir". "El Concilio nos ha dado esto, pero los historiadores dicen que un Concilio, para que lo absorba bien el cuerpo de la Iglesia, necesita un siglo... y estamos a la mitad".
Para Bergoglio, desde el Vaticano II se desplaza "el eje de la concepción cristiana de cierto legalismo, que puede ser ideológico, a la Persona de Dios que se hizo misericordia en la encarnación del Hijo", algo que no todos entienden, y por eso provocan división.
"Sigo pensando que el cáncer en la Iglesia es glorificarse recíprocamente", denuncia Francisco en la entrevista. Porque "si uno no sabe quién es Jesús, o nunca lo ha encontrado, siempre lo puede encontrar; pero si uno está en la Iglesia, y se mueve en ella justamente en el ámbito de la Iglesia, cultiva y alimenta su hambre de domino y afirmación de sí, tiene una enfermedad espiritual, cree que la Iglesia es una realidad humana autosuficiente, en la que todo se mueve según lógicas de ambición y de poder".
Algo parecido debió estar detrás "de la reacción de Lutero: el rechazo de una imagen de Iglesia como organización que podía seguir adelante sin la gracia del Señor, o considerándola algo descontado, garantizado a priori. Y esta tentación de construir una Iglesia autoreferencial, que lleva a la contraposición y por lo tanto a la división, siempre vuelve".


En cuanto a los frutos del Año de la Misericordia, Francisco espera que "muchas personas hayan descubierto que son muy amadas por Jesús y que se dejan abrazar por Él". Para el Papa, "los que descubren que son muy amados comienzan a salir de la mala soledad, de la separación que lleva a odiar a los demás y a sí mismos (...). La misericordia es el nombre de Dios y también es su debilidad, su punto débil. Su misericordia lo lleva siempre al perdón, a olvidarse de nuestros pecados".
"A mí me gusta pensar que el Omnipotente tiene una pésima memoria. Una vez que te perdona, se olvida. Porque es feliz de perdonar. Para mí esto basta [...] Jesús no pide grandes gestos, sino solo el abandono y el reconocimiento", apunta el Papa, quien subraya que "amor de Dios y amor por el prójimo son dos amores inseparables".
Sobre la preparación del Jubileo, Francisco admite que "no lo tenía planificado. Me fueron viniendo las cosas. Me dejé llevar por el Espíritu. Se trataba solo de ser dóciles al Espíritu Santo, dejar que fuera Él quien hiciera las cosas". Y es que, añade Bergoglio, "la Iglesia es el Evangelio, es la obra de Jesucristo. No es un camino de ideas, un instrumento para afirmarlas. Y en la Iglesia, las cosas entran en el tiempo cuando el tiempo está maduro, cuando se ofrece".
Buena parte de la entrevista al Avvenire giró sobre el trabajo ecuménico y sus frutos en el presente y el futuro. "Es el camino del Concilio que sigue adelante, se intensifica. Pero es el camino, no sólo yo. Este camino es el camino de la Iglesia", señala Francisco, que añade que "yo me he encontrado con los primados y con los responsables, es cierto, pero también mis predecesores hicieron sus encuentros con estos o con otros responsables. No he acelerado nada. En la medida en la que seguimos avanzando, el camino parece más rápido".

En cuanto a las acusaciones de "prostetantizar" a la Iglesia, Francisco asegura que "no me quita el sueño. Yo prosigo por el camino de quienes me precedieron, sigo el Concilio". Sobre las críticas, "siempre hay que distinguir el espíritu con el que las dicen. Cuando no hay un espíritu malvado, ayudan a caminar. Otras veces se ve inmediatamente que las críticas salen de acá o de allá para justificar una postura pre-asumida, no son honestas, están hechas con espíritu malvado para fomentar división. Se ve inmediatamente cuando ciertos rigorismos nacen de una falta, de querer ocultar dentro de una armadura la propia y triste insatisfacción".
(...) Ciertas maneras de contraponer las cosas de la doctrina frente a las cosas de la caridad pastoral, en cambio, no siguen el Evangelio y crean confusión", concluye.


(...)
"No se puede ir detrás de Cristo si no te lleva, si no te impulsa el Espíritu con su fuerza. Por esto es el Espíritu el artífice de la unidad entre los cristianos. Es por eso que digo que la unidad se hace en camino, porque la unidad es una gracia que hay que pedir, y también es por esto que repito que cualquier proselitismo entre los cristianos es pecaminoso", asegura Bergoglio.
La clave, en definitiva, es "hacer procesos en lugar de ocupar espacios también es la clave del camino ecuménico". En este momento, añade el Papa, "la unidad se hace por tres caminos: caminar juntos con las obras de caridad, rezar juntos y reconocer la confesión común tal y como se expresa en el común martirio recibido en el nombre de Cristo, en el ecumenismo de la sangre. Ahí se ve que el Enemigo mismo reconoce nuestra unidad, la unidad de los bautizados. El Enemigo no se equivoca en esto. Y todas estas son expresiones de una unidad visible. Rezar juntos es visible. Hacer obras de caridad juntos es visible. El martirio compartido en el nombre de Cristo es visible".