Ha llegado la era del Espíritu Santo

Jesús a Agustín del Divino Corazón

Hijos míos: volved hacia Mí. Es una de las últimas oportunidades que Dios os concede para que os salvéis.

¿Por qué sois tan testarudos? ¿Por qué no hacéis caso a mis palabras, a los mensajes dados a cada uno de mis verdaderos profetas, de mis verdaderos enviados a la tierra?



Reconoced que llegó el momento de la era del Espíritu Santo en donde sopla suavemente derramando torrenciales de gracias y de bendiciones.

Vosotros, humanidad del siglo XXI, estáis muy próximos a mi segunda llegada, estáis muy próximos para que presenciéis el desenlace de todas las profecías bíblicas porque todo lo que está escrito tendrá que cumplirse.


No es leguaje literario, ni juego de palabras como aducen algunos teólogos herejes; son una realidad, una gran verdad que todos vosotros tendréis que enfrentar.

¿Por qué os cuesta dejar vuestra vida ilícita, vuestra vida de pecado? ¿Por qué os cuesta acudir al Sacramento de los Ríos de la Gracia, confesar vuestros pecados, purificar vuestro corazón y enmendaros para dar inicio a una nueva vida? Vida de plenitud, vida de gracia, vida de santidad.


No seáis tan osados en despreciar mis últimos llamamientos de este final de los tiempos.
Es mejor que os percatéis del momento que os está
tocando vivir.


Es mejor que empecéis a discernir los acontecimientos que están sucediendo y los acontecimientos que muy pronto sobrevendrán.
Nadie estará exento del juicio particular, nadie estará exento de comparecer ante el Tribunal Divino. Todos seréis juzgados en el amor pero también en la justicia.


Unos pasarán a la izquierda, otros a la derecha.
Unos pasarán al rechinar y crujir de dientes, otros pasarán a una vida eterna de gozo y de plenitud.


Sólo os quiero salvar. Sólo os quiero rescatar de las ardides de satanás. Sólo os quiero dar una porcioncita del Cielo para que la habitéis el día que seáis llamados.


Estad atentos, permaneced vigilantes para que podáis discernir bajo la acción del Espíritu Santo todos los sucesos que acaecerán en toda la tierra.


Convertíos de corazón y trabajad arduamente para que recibáis la marca en vuestra frente y en vuestras manos.


Desechad el mundo fatuo. Desechad los pensamientos laxos de la falsa Iglesia y sed fieles a la sana doctrina de la verdadera Iglesia.
No juguéis con vuestra salvación; podréis caer en un orificio profundo del que jamás podréis salir de allí.


Bajo los tormentos más crueles, os lamentaréis por toda una eternidad de no haber respondido a mi llamamiento de Amor Divino.


Os amo y os bendigo, hijos amados de mi Sagrado Corazón:. Amén.