Arzob. español ordena sacerdotes a 2 gays activos

Gabriel Ariza, 12 diciembre, 2016 


Julián Barrio cometió una grave irregularidad al conferir el orden sacerdotal a dos hombres conociendo su condición de homosexuales “activos” y sabiendo que convivían como pareja.
Aquella mañana en Santiago de Compostela no iba a dejar indiferente al clero y la feligresía de la capital gallega. La lluvia que se adivinaba detrás de los cristales del palacio episcopal no sería capaz de limpiar la grave ofensa que, deliberadamente, el obispo iba a practicar contra su propia Iglesia.
A las doce de la mañana, en una de las catedrales más espectaculares y visitadas del mundo, seis hombres iban a ser ordenados sacerdotes para la eternidad por el arzobispo Julián Barrio.
La norma no es nueva, y el arzobispo Barrio no la desconocía, pero prefirió hacer caso omiso a la doctrina tantas veces expuesta y tantas veces recogida por la tradición de la Iglesia, y ordenó presbíteros, sacerdotes de la Iglesia Católica, a dos personas que públicamente se habían manifestado como homosexuales, y que además se habían presentado ante la feligresía como pareja.
No sólo lo sabía Don Julián, sino que uno de sus vicarios había estado pocos días antes de la ordenación cenando en casa de la pareja de artistas. La ordenación de estos dos sacerdotes, cuya identidad no haremos pública por razones obvias, causó un enorme malestar entre el clero compostelano, que no puede entender cómo su arzobispo “impone cargas pesadas sobre los demás” que él esquiva.
El arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, en la cuerda floja. 
El asunto, sobradamente conocido por la curia diocesana, ha llegado ya a oídos de la Congregación para el Clero del Vaticano, que se encuentra estudiando el asunto, y podría suponer para Barrio su renuncia anticipada de la Archidiócesis compostelana, como ya le ocurriera, por un asunto similar, a su compañero en el episcopado Manuel Ureña, apartado del arzobispado de Zaragoza tras un escándalo con un diácono.
No es el primer escándalo en el que se ve envuelto el arzobispo Barrio. InfoVaticana reveló hace dos años la existencia de varias libretas en las que el electricista autor del robo del códice calixtino relataba los encuentros sexuales de algunos miembros del Cabildo con seminaristas y peregrinos.