Nicolás, un alma del Purgatorio

Nicolás 


20 de Julio. Aquella forma y la caja oscura ahora se han transformado en un hombre viejo. Lleva un traje del siglo pasado. 
Yo: "Te has demorado mucho para mostrarte en forma

justa". Él: "¡Es tu culpa!”. 
Yo: "¡Sí, es verdad, lo siento tanto! ¡No puedo más!". Él: "¡Libérate!". Yo: "Pero yo debo tener también amor a mi prójimo, a los demás, no puedo vivir exclusivamente para vosotras!”. 
Él: "¡Debes rezar más!". Se fue pero regresó dos horas después. Me había dormido. Me siento tan cansada!, no aguanto más!. Durante todo el día no me queda ni un momento para mí misma. 
Yo: "¡Ven, ahora quiero rezar contigo!". Pareció alegrarse y se me acercó. Es un hombre anciano con una chaqueta marrón y una cadenita de oro. 
Yo: "¿Quién eres?". Él: "Nicolás”. 
Yo: "¿Por qué no tienes paz?”. 
Él: "¡Yo fui un opresor de los pobres, y ellos me han maldecido!”. 
Yo: "¿Viviste aquí?”. 
Él: "¡No!". Yo: "¿Dónde?”. 
Él: "¡En Mainz!”.
Yo: "¿Eres un pariente mío?”. 
Él: "No". Yo: "¿Y de qué manera puedo ayudarte?”. 
Él: "¡Con sacrificios!". Yo: "¿A qué te refieres con sacrificios?". Él: "¡Ofreceme todo aquello que más te cuesta!”. 

Yo: "¿La oración no te aprovecha más?". Él: "¡Sí, si te cuesta!*". Yo: "¿Ella debe estar siempre

unida al ofrecimiento de mi voluntad?”. 
Él: "Sí". Se quedó aún bastante tiempo.
*Una Verdad de la vida espiritual: La oración debe estar siempre unida al sacrificio. He aquí una advertencia: No orar egoístamente (Las satisfacciones en la oración, aquellos sentimientos divinos, pueden llevarnos a caer en un camino errado y a una falsa seguridad. La Cruz de Cristo es la sabiduría del orante).

22 de Julio. Apenas llegué a Rottweil me encontré con Nicolás. 
Yo: "¿Cómo hiciste para encontrarme tan rápido?”. 
Él: "Yo nunca te dejo”. 
Yo: "¿Y por qué no siempre te veo?”.
 Él: "Porque tú estás dividida”. 
Yo: "¡Eso ya me lo han dicho otras almas, dime algo más!”. 
Él: "Tú estás liberada, pero no del todo”. 
Yo: "¿Por qué no vas a aquellos que están del
todo libres?”. 
Él: "No los encuentro”.

23 de Julio. Una noche terrible. Vi tantas figuras en mi habitación como nunca antes. Me cercaban y gemían. A diferencia de las otras apariciones, estas no tenían cuerpo. Fue algo tan tormentoso que fui invadida de un inmenso temor y una tremenda angustia, y me puse a llorar. Empezaron a volar a mi alrededor por casi tres horas. E
n la madrugada vino Nicolás. 
Yo: "¿Sabes quiénes eran aquellos que giraban alrededor mío?”. 
Él: "¡No!, ¡Tú me has olvidado!”. 
Yo: "No, pero es que yo debo dar también a los demás. Vosotras no
pueden atormentarme de esa manera!". Él: "¡Nosotras seguimos una voluntad superior!".
Dos días de continua calma. Cuánto bien me hizo!.

26 de Julio. Cuatro figuras y después Nicolás. 
Yo: "¿Cómo en tanto tiempo jamás has encontrado a nadie que te ayude?”. 
Él: "Yo estaba aún en las tinieblas”. 
Yo: "¿Y cómo has hecho para venir directamente a mí?”. 
Él: "Nos es señalado el camino”. 
Yo: "¿Te hará mayor bien ser ayudado por el santo sacrificio de la Misa, en la que se hace siempre memoria de vosotras?”. 
Él: "¡Los castigos son diversos, no todos tenemos parte, Dios es
justo!”. 






De la obra: MIS CONVERSACIONES CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO de
EUGENIA VON DER LEYEN

Princesa Eugenia von der Leyen, pintura al óleo (50 x 57 cm), del pintor estadounidense John Rieger. La editora lo encargó de pintar un cuadro conforme a una foto de Eugenia. Los Derechos de Autor pertenecen a Christiana-Verlag.

El Señor Jesús, en el octavo día de la novena de la Miserivordia, dice a Santa Faustina:

Tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Que los torrentes de mi sangre refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por mí. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a mi justicia. Está en tu poder llevarles el alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de mi Iglesia y ofrécelas en su nombre. Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con mi justicia


La obra original en alemán lleva por título: Meine Gespräche mit Armen Seelen