Son tiempos como los de Noé y, el Arca, se cerrará en breve

 Nuestro Señor Jesucristo Javier Viesca, México


Hijitos Míos, la Puerta es angosta para vuestra salvación, pero es angosta para que paséis individualmente.

Son pocos, los que realmente meditan su vida, son realmente pocos los que ponen su vida en la Mía. Son realmente pocos, los que saben amarMe verdaderamente y agradecerMe, de corazón, todas Mis Bondades. 

Son realmente pocos, los que meditan Mi Vida, para ponerla en práctica y seguir siendo esos Cristos que necesito que sigan existiendo en la Tierra, llevando Mi Palabra, Mi Amor a sus hermanos. 

Son realmente pocos, los que se revisten con Mi Gracia y con Mi Amor, los que buscan dejar Mi Luz de Salvación a sus hermanos. 

Son realmente pocos los que ven por la salvación de sus hermanos del mundo entero. Son realmente pocos los que aman Mi Presencia en ellos. 

Son realmente pocos los que agradecen a Mi Padre el don de la vida, el don de Su Amor y son realmente pocos los que viven pidiendo la ayuda a Mi Madre, la Siempre Virgen María, para que los guíe por el camino por el que Yo Mismo fui, para la salvación de las almas.

Sois realmente pocos, los que aceptáis vuestra vida como una donación total, a la Voluntad del Padre. No os imagináis, Mis pequeños, cuántas almas reniegan de su vida, de su estancia en la Tierra, cuando es una Bendición grande, inmensa, el don de la vida. 

Tenéis la oportunidad, Mis pequeños, de servir a vuestro Dios, a ser como Él, a tener la Gracia, inmensa, de salvar almas para el Cielo, donde, el resultado de esto, será una riqueza de Bendiciones y regalos eternamente. Ciertamente, son pocos los que quieren ser otros Cristos, que dejen Mi Amor, que dejen salvación, que dejen vida espiritual en las almas. 

¡Benditos seáis vosotros, los que pasaréis por la Puerta estrecha, Puerta difícil, Puerta Dolorosa!, porque, aquellos que han de seguirMe, han de tomar su cruz y ofrecérMela, pero, son realmente pocos, muy pocos, los que quieren tomar una cruz, los que quieren seguirMe, los que aceptan la Voluntad del Padre para salvar a sus hermanos. Pocos, muy pocos pasarán la Puerta estrecha, pocos, muy pocos, se salvarán para el Reino de los Cielos.

Esto causa mucho Dolor a Nuestro Corazón, porque, Bendiciones, tuvisteis en cantidades extremas. El Amor, Nuestro Amor, siempre estuvo con vosotros, Nuestros Cuidados Divinos, siempre os protegieron del ataque de satanás. ¡No tenéis pretextos, Mis pequeños, para impedir vuestra condenación!Tuvisteis todo a vuestro favor para que no os condenarais, pero no quisisteis tomar la Puerta Angosta ni quisisteis tomar vuestra cruz para vuestra santificación. No quisisteis seguir al Maestro, que Soy Yo, vuestro Dios, Hecho Hombre. No quisisteis poner de vuestra parte, ni desear la salvación eterna para regresar a vuestro Hogar, en el Reino de los Cielos. 

Tuvisteis todo, os acerqué todo, para que de ahí tomarais, para que lograrais ser, nuevamente, un Cristo sobre la Tierra, un salvador que ayudara a tantas almas a regresar a Mí, pero no os quisisteis dar para el bien de vuestros hermanos y para aceptar, con respeto y con amor, Mi Voluntad, que es la Voluntad del Padre.

No pidáis, pues, con gritos de desesperación, poder subir al Arca de Salvación. Son tiempos como los de Noé y, el Arca, se cerrará en breve. Las almas que se salvarán, están ya marcadas, no hicisteis méritos para entrar al Arca de Salvación, ¿por qué Me reprocháis vuestra condenación, si vosotros mismos os la ganasteis?, no hicisteis, prácticamente, nada para evitar vuestra condenación eterna.

El Cielo, el Reino prometido, se gana con trabajo, y ese trabajo es doloroso. Buscasteis los bienes de la Tierra y quisisteis pasar por la puerta ancha, sin sufrir, sin preocupaciones, con una vida de pecado y de maldad y, ¿así queréis entrar al Reino de los Cielos? ¡No!, Mis pequeños, despreciasteis la Puerta Angosta, que os llevaba a la salvación eterna. Errasteis el camino, no escogisteis con Sabiduría, la condenación, es para vosotros, fue vuestra elección, no la Mía.
Gracias, Mis pequeños.