Al Infierno por confesarse mal o por abandonar la Iglesia

Testimonio de Matilde Oliva sobre su visita al Infierno



Seguimos caminando y vi hombres y mujeres, jóvenes y niños de todas las clases, iban dando vueltas entre sí como perdidos y confusos, los demonios los cubrían con sus sombras, y les decían, no crean, no crean. Y pregunté ¿Quiénes son? Y me dijo: “Son todos aquellos, que pertenecen a mi iglesia o pertenecieron, pero que abandonaron los sacramentos, o si acuden no creen en ellos, ni en la gracia ni en el poder santificador a través de ellos. Han despreciado al DIOS de la verdad por la mentira. Quienes más sufrirán, son los que no creyeron en mi real presencia, en la sagrada eucaristía, y se hicieron sacrílegos, pues mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida y quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo le resucitaré el ultimo día. Ore, ore porque algunos pueden regresar”.

Vi hombres, jóvenes, mujeres y niños con edad de razón, en gran cantidad, caminaban a tientas, pisaban cualquier luz que los podía iluminar, los demonios gritaban, no crean en la luz no crean! Y pregunté ¿Quiénes son? Y me dijo: “Son todos aquellos, que han cometido cualquier pecado y no lo han confesado, por vergüenza, o porque no creen. O si lo confesaron, no lo hicieron con verdadero arrepentimiento. DIOS conoce el corazón de cada hombre. Ore, ore para que se conviertan. Nadie que no confiese su pecado puede entrar en el reino de los cielos”.

Entonces exclamé, ¡¡¡¡¡Señor JESÚS, DIOS mío quien puede salvarse!!!!!
Me contestó: “Tu ven y sígueme. Para DIOS nada es imposible”. Callé, y seguimos caminando. Encontramos miles, y miles que iban al camino del infierno. No pregunté quienes eran ellos, solo iba pensando, misericordia DIOS mío, misericordia Señor....
El no me dijo quienes eran, ni cual fue su pecado, eran de toda edad, y de toda clase, y por algo que yo no entiendo, se me dio a saber,
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que eran de toda religión, fe y creencia. Porque DIOS hace juicio sobre toda persona que vengan a esta tierra, nazca donde nazca y crea en lo que crea. Después de caminar y caminar JESÚS me dijo: “Aquí termina el camino al infierno” y se sentó sobre una piedra. Sus llagas sangraban, sus ropas eran rojas y estaba llorando. Le dije ¿Qué tienes Señor y DIOS mío? ¿Por qué sus vestidos están rojos, si llegaste de blanco y por qué sangras y por qué está llorando?
Y me dijo: “Lloro al saber, que para ellos mi sacrificio fue inútil, y mi sangre se derramó en vano. Pues ellos no quisieron salvarse, me despreciaron. Mis ropas están rojas empapadas por mi sangre que he vertido en el dolor de sus pecados, y que ellos no quisieron recibir. Ya que mi perdón esta dado por parte de mi Padre pero ellos no me recibieron. Y yo les he escrito, el que me reciba lo haré hijo de DIOS. Oh hija mía, ore, ore, ayúdame a la salvación de los hombres y de las almas. Nos abrazamos y lloramos juntos, de pronto yo estaba en mi cuarto, abrazada fuertemente en él, el miedo era espantoso, todo mi cuerpo temblaba. Le dije Señor tengo miedo. Me colocó la mano sobre la cabeza y me dijo: “esto que has visto no lo contarás hasta dentro de 6 meses que te hayas repuesto completamente. Luego te llevaré al cielo, y te mostrare el camino de quienes van por él”.
Oramos juntos, se despidió dejándome en paz, lo vi partir, me volvió a mirar. Aun iba llorando, sus ropas iban rojas, sus llagas, sangraban, me dijo adiós con la mano, y desapareció de mi vista.