Experiencias místicas sobre el Juicio Particular

(A sor Natalia Magdolna, Hungría) El juicio particular

En varias ocasiones Jesús me llevó al lugar del juicio individual. La última vez que fui, oré por un alma pecadora. Mi confesor me dijo que le preguntara a Jesús si esa alma se había salvado. Entonces Jesús me permitió ver cómo esta alma había sido juzgada.

Yo pensaba que iba a ver algo aparatoso, mientras no vi nada de eso. Puedo describir esta experiencia sólo en imágenes. Vi a esta alma mientras se acercaba al lugar del juicio. A un lado estaba el Ángel de su Guarda y al otro satanás. Jesús, en Su Divina Majestad los estaba esperando porque Él es el Juez. El juicio fue rápido y en silencio. El alma pudo ver en un instante toda su vida, no con sus propios ojos, sino con los Ojos de Jesús. Vio las manchas negras, grandes y pequeñas. Si el alma va a la eterna condenación, no siente ningún remordimiento por lo que ha hecho. Jesús permanece callado y el alma se aparta de Él y entonces satanás la arrebata y la arrastra al infierno.

Sin embargo, durante la mayor parte del tiempo, Jesús, con un Amor indescriptible, extiende Su Mano y muestra el lugar al cual el alma debe ir. Jesús le dice: “¡Entra!” Y entonces el alma se pone un velo, similar al que he visto en el Purgatorio, blanco o negro, y ella se dirige al Purgatorio. La acompañan Nuestra Señora y su Ángel de la Guarda tratando de consolarla. Estas almas son muy felices porque ya vieron su lugar en el Cielo donde les espera la felicidad eterna.

Nuestra Señora no está presente en todas las fases del juicio, pero antes de que se pronuncie la sentencia, Ella le suplica a Su Hijo, como Abogada Defensora, exactamente como hace el abogado con su cliente, defendiendo en modo particular a las almas que durante su vida Le fueron devotas. Pero cuando el juicio empieza, Ella desaparece, sólo Su Gracia está irradiando sobre el alma. A la hora del juicio, el alma está completamente sola frente a Jesús. Después del juicio, cuando el alma está cubierta con el velo del color apropiado, entonces la Virgen aparece otra vez, se pone al lado del alma y la acompaña por el camino del Purgatorio.

La Virgen casi se pasa Su tiempo en el Purgatorio, irradiando Sus Gracias consoladoras y salvadoras.

El Purgatorio es un lugar de purificación, pero también un lugar de felicidad. Las almas que esperan allí están aguardando felices el momento de entrar a la felicidad eterna. El énfasis es en la felicidad y no en el sufrimiento. Olvidaba decir que el pecador que mencioné al principio, sí se salvó.