Enemigo: Fra 'Matthew Festing, el Gran Maestro destituido de los Caballeros de Malta, dijo a The Tablet que la saga en torno a su Orden está - cita - "de ninguna manera terminada". En la última reunión que presidió, identificó al Papa Francisco como - cita - su "enemigo".
¿Renuncia no válida? Si Fra 'Festing fue presionado (por Francisco) a renunciar, la validez de su renuncia estaría en duda porque una dimisión debe emprenderse libremente de acuerdo con el Derecho Canónico, escribe The Tablet
Atacando Trump: Hablando el 2 de febrero restableció el Gran Canciller de los Caballeros de Malta y el distribuidor de condones Albrecht von Boeselager enumeró entre las futuras prioridades de la Orden una cooperación más estrecha con las agencias de la ONU. Él indirectamente atacó la orden ejecutiva del presidente Trump sobre la inmigración diciendo que estaba "alarmado y preocupado por la proliferación de posiciones discriminatorias hacia los inmigrantes, basadas en su origen nacional".
Fuentes cercanas a la asociación alemana de los Caballeros de Malta dicen que el efecto del reciente conflicto ha sido "muy perjudicial", ascendiendo a una pérdida de 35 millones de euros sólo en diciembre. Los alemanes controlan el 80 por ciento de los fondos de la Orden.
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Javier Martínez-Brocal escribió desde Roma para el diario español monárquico y católico ABC, que el 09/02/2013, días antes de anunciar su renuncia, el papa Benedicto XVI dio un discurso a los miembros de la Soberana y Militar Orden de Malta en el que señaló que desde sus comienzos, la institución se había distinguido por la fidelidad a la Iglesia y al Sucesor de Pedro, el perfil espiritual y el elevado ideal religioso.
Benedicto XVI también alabó la “preciosa obra benéfica” de la Orden que se lleva a cabo en diversas partes del mundo que “no es simple filantropía, sino la expresión eficaz y el testimonio vivo del amor evangélico”.
El motivo del encuentro, según expuso el pontífice en su discurso, era el IX centenario del solemne privilegio Pie Postulatio Voluntatis, con el cual el papa Pascual II puso a la recién nacida "hermandad hospitalaria"de Jerusalén bajo la tutela de la Iglesia, “haciéndola soberana, constituyéndola como una Orden de derecho eclesial, con el derecho a elegir libremente a sus superiores sin interferencia por parte de otras autoridades laicas o religiosas”.
Francisco habría ignorado aquella decisión del Papa emérito.