Pontif. Acad. para la Vida expulsa a miembros fieles con la doctrina

Accademia

Cambio completo en la Academia para la Vida. Para los nuevos contratados, el casting se hace en Santa Marta

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Ha sido noticia y para algunos ha sido un escándalo, en los días pasados, el panegérico pronunciado en memoria de Marco Pannella (1930-2016) por monseñor Vincenzo Paglia, miembro destacado de la Comunidad de San Egidio, ex presidente del Pontificio Consejo para la Familia y desde hace pocos meses presidente de la Pontificia Academia para la Vida, y canciller del Pontificio Instituto Juan Pablo II para los Estudios sobre el Matrimonio y la Familia.
Precisamente la vida y la familia, en efecto, han sido el campo de batalla de la acción política de Pannella, líder radical y muy activo promotor del aborto, del divorcio, de los matrimonios homosexuales y de la eutanasia.
Pero esto no le impidió al papa Francisco elogiar como "entre los grandes de la Italia de hoy", en una entrevista de un año atrás, a la más activa compañera de batalla de Pannella, la diputada Emma Bonino, por su compromiso en materia de inmigración. Así como no ha prohibido al padre Federico Lombardi testimoniar la "grandísima admiración por Francisco" por parte del mismo Pannella, admiración correspondida por el Papa, por su compromiso a favor de los encarcelados.
Paglia, entonces, sabe y quiere moverse en las huellas de Francisco. Exactamente como lo está haciendo en los institutos de su competencia, no por casualidad confiados a él por el Papa.
Settimo Cielo ya dio noticias en su momento del nuevo estatuto de la Pontificia Academia para la Vida, que ha entrado en vigor el 1 de enero, cuidadosamente estudiado para facilitar la depuración de los miembros no alineados al nuevo rumbo, como por ejemplo los cardenales Carlo Caffarra y Willem Jacobus Eijk, o los reconocidos especialistas Josef Maria Seifert y Luke Gormally.
Pero ahora se puede decir que la depuración se ha llevado a cabo. Si se entra en la página web oficial de la Academia y se consultan las tres listas de miembros ordinarioscorrespondientes y eméritos, se descubre que ya no figura ninguno. Cero absoluto. Para encontrar los nombres de los depurados no queda más que consultar las dos listas de los “ex miembros”, 172, y de los fallecidos, 10.
En otras palabras: todos han sido despedidos o están sepultados. Y sin el mínimo preaviso. Ni un mensaje, ni un correo electrónico, ni un agradecimiento, ni un requiem.
¿Y los nuevos académicos que tomarán el puesto de los depurados? El casting ya está en curso, con supervisión en la Casa Santa Marta, pero requerirá tiempo. Lo confiesa la misma página web de la Academia, al justificar la postergación al 5-7 de octubre de la Asamblea general que habitualmente se celebra a comienzos de año:
"Es precisamente la complejidad del proceso de nombramiento de los nuevos académicos, que se ha vuelto necesario a causa de la aprobación del nuevo estatuto querido por el papa Francisco, la que ha hecho desplazar la celebración de la Asamblea al próximo mes de octubre".
Pero hay más. La asamblea reservada a los miembros está acompañada siempre por un congreso público, que para este año había sido programado durante cierto tiempo sobre la "Donum vitae", la instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre "el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la procreación", publicada por el entonces cardenal prefecto Joseph Ratzinger con la explícita aprobación del papa Juan Pablo II, de la que en el 2017 se cumple el trigésimo aniversario:
En el congreso tendrían que haberse discutido cuestiones precisas y candentes, desde la procreación asistida médicamente hasta la manipulación de los embriones humanos.
Pero no. El tema "Donum vitae" ha sido archivado. En su lugar no se sabe bien qué se discutirá, vista la vaguedad del nuevo título del congreso: "Acompañar la vida. Nuevas responsabilidades en la era tecnológica".
Y el ícono adoptado para el congreso (ver arriba) no ayuda por cierto a comprender más. Lo firma Andrea Ciucci, un sacerdote milanés que Paglia se ha llevado a la Academia desde el ex dicasterio para la familia, como empleado en relaciones públicas. Apasionado como lo es de la informática, don Ciucci ha puesto en red un inquietante rostro humano hecho con los números "1" y "0", como en el código binario de las computadoras, cuando por el contrario el código genético – si alguna vez se quiso aludir a él – no es de dos cifras sino de cuatro letras, las de la base del ADN: "A", "T", "C" y "G": es un despiste o lapsus inmediatamente advertido por los expertos en la materia.

(Y añade este blog: rostro despersonalizado y de una gran ambigüedad sexual que se mimetiza con la agenda de confusión de identidad sexual que está tan en boga financiada y por los globalistas)