¿Cómo será el Reino de la Paz? Mary Jane Even


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Dictado por Nuestro Señor Jesucristo a su secretaria, la Dra. M. J. Even
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Introducción 1 Diciembre 1993

  Mis dulces hijos, examinaremos lo largo y ancho de esta Era, para darles un conocimiento verdadero de la duración de la vida en la tierra, como ha sido designado por Dios, en la Beatísima Trinidad.
Nunca ha existido decreto ni intención de que la vida deba existir para siempre en la tierra, ni que ustedes, ni su estilo de vida, sea el único modo como la vida deba existir. No, hijos, de ninguna manera.
Fue definitivamente planeado, que transcurrieran no más de 5000 años, antes de que Yo viniera a la tierra, y dos mil después de Mi Venida. La duración total de la vida en la tierra, como ustedes saben, será de 7000 años. Por lo tanto, el fin de esta Era culminará con el Castigo y los últimos tres días de oscuridad.
El planeta fue específicamente designado para conservar la vida en él, por el período de 7000 años, y a cada persona le fue preparado un lugar en el Cielo. En la Mente y Corazón de Dios, en la Santísima Trinidad, todas las personas fueron consideradas como la gente apropiada para ser los súbditos reales del Rey y de la Reina del Cielo.
Nunca, en la Mente y en los Pensamientos de Dios, existió la intención de tener gente que muriera prematuramente a causa del aborto. Cada alma de infante abortado, espera su liberación, por medio del Bautismo, para tomar de nuevo su celestial habitación.
Las almas que dicen No al Amor, a la Gracia y a los Dones de Dios, y están ya, o estarán en el Infierno, dejan su morada vacante en el Cielo. Durante el Reino de la Paz, nacerán niños para repoblar las moradas celestiales, dejadas vacantes por las almas condenadas al Infierno.
Dicho esto, deseo ahora examinar más de cerca los aspectos de tiempo y vida de los seres de vuestro planeta, en relación con esta Era, en la que Dios escogió colocar al hombre sobre la tierra para que Lo amara, Lo sirviera y Lo honrará.

  Cada momento de tiempo ha sido calculado por el Cielo. La vida de cada persona ha sido reconocida por Dios, que creó a cada uno con los rasgos y características que sólo Dios puede hacer. Las variadas diferencias de lenguaje, normas sociales y culturas existentes, se deben a la separación de las gentes en la Torre de Babel, cuando blasfemaron de Dios y pretendieron ser igual a Él.
Estas diferencias nunca tuvieron como finalidad el separarlos de Dios o cambiar sus prácticas religiosas. Pero cada grupo formó una nueva raza, una nueva religión y forma de reverenciar a su dios. Algunos escogieron separarse del Dios del Cielo. Hubo siempre, sin embargo, el designio de parte de Dios, en lo más Alto de los Cielos, de recibir el Honor, la Reverencia, la Acción de Gracias y la Alabanza, de la parte de la gente que Él creó.
Cuando la humanidad escogió cambiar imagen y forma, y adoptar nuevos dioses, cometieron una gran injusticia a Dios, el Creador, y fue por lo tanto, necesario que Dios Padre mandara a Su Hijo, para probar que Dios existe, Dios ama, Dios crea y a Dios se le debe dar la Reverencia y el Honor necesarios.
Y así fue como, a través del tiempo, una gente fue convertida en la sociedad, en medio de la cual, el Hijo de Dios vendría a la tierra. Para cumplir esto, Dios escogió a varios profetas y místicos de la antigüedad, los cuales guiaron a estas gentes hacia la adoración del verdadero Dios.
Reconociendo la infinita Sabiduría y Conocimiento de Dios en todas las cosas, deben ustedes saber que Dios conocía todas las consecuencias de humana naturaleza en esos eventos, y sin embargo, permitió que estas cosas sucedieran. Porque entre ellos, los grandes profetas y santos de la antigüedad dieron gran Gloria a Dios.
Todas las gentes que continuaron reconociendo, reverenciando, adorando y dando gracias al verdadero Dios del Cielo, dieron una gran Gloria a Dios Creador, aunque no conocían Su Nombre ni cómo adorarlo. Pero trataron de hacerlo y crearon formas de adoración, descritas en el Antiguo Testamento. Esto le agradó a Dios y continuó ayudándoles, y ellos lo amaron como al Más Alto y Noble, al Más Poderoso y Digno de Alabanza, pues reconocieron que Dios Creador, fue el que creó y formó todas las cosas.

  No fue sino hasta que Yo, Jesucristo, nací, que la humanidad tuvo conocimiento de la religión, llamada Católica; ya que Yo les traje un nuevo modo de adoración, alabando y amando a Dios, el Creador.
Lo prediqué y la gente Me siguió. Sin embargo, Hijos Míos, ese modo siempre había existido, porque fue designado, desde la eternidad por Dios, en la Santísima Trinidad. La forma y sustancia de la Fe Católica ha existido desde toda la eternidad, y Yo, al llegar al mundo, tenía que hacerla conocer.
Los caminos de Dios no son los caminos de los hombres. Ustedes no pueden comprender la manera cómo todo esto fue hecho, ni el por qué. Eso no interesa, en realidad, ¿no es cierto? Pero, conocer todo ello con verdad, es una gran ilustración para muchos y un regalo de los planes del Cielo.
Quiero afirmar que también se sabía de un tiempo cuándo –así como en los días de Babel- otros hombres se harían a sí mismos como dioses ante los hombres, y se declararían iguales a Dios.
Ese tiempo es ahora, Hijos Míos. Y, como en los días de la antigüedad, Dios necesita dividir, reformar y renovar todo lo antes creado; y, como en los tiempos antiguos, los hombres están ahora blasfemando de Dios, al autodenominarse como dioses. Por lo tanto, ha llegado el tiempo de dividir, de terminar una Era de gente, dejando solamente a aquellas que reconocen las verdades de Dios en la Santísima Trinidad.
Él, Dios en la Santísima Trinidad, creará, de nuevo, y reformará a la humanidad, a Su Imagen y Semejanza, y preparará nuevamente una gente para que Su Hijo y la Madre de Su Hijo, reinen en la nueva y santa Era. Esta nueva Era durará cerca de 1500 años.
Entonces, en lugar de que todo ocurra por casualidad, toda la gente procederá con la misma Fe profesada por Su Rey y Su Reina, ya que sólo católicos vivirán en este tiempo, sobre la tierra. Entonces, la palabra Católico caerá en desuso, ya que todos serán católicos. Habrá un nuevo título para identificar la Fe durante esa Era.

  El Rey y la Reina, que reinarán en la tierra durante esta Era, serán Jesucristo, Hijo del Eterno Padre, y Su Santísima Madre, la Virgen María. Ellos vivirán en la tierra, en la Nueva Jerusalén, traída a la tierra por los Ángeles, a la orden de la Santa Reina, y establecerán su casa sobre la tierra, en una tierra reformada y repoblada.
Esto significa, Hijos Míos, que todos, en la tierra, serán gobernados, cada día, por el Rey y la Reina del Cielo, los cuales proveerán a todas sus necesidades.
Cada año, cada persona en la tierra, rendirá homenaje al Rey y a la Reina, visitándolos y rindiéndoles homenaje de alabanza, honor y gratitud, buscando y recibiendo, al mismo tiempo, sus instrucciones. Por Su parte, el Rey y la Reina viajarán, también, para hablar e instruir a Sus fieles Vasallos.
La vida -sobre la tierra- se centrará en actos de adoración y oración en honra, alabanza y acción de gracias a Dios y a Su Santísima Madre, la cual recibirá honores reales y reconocimiento, al lado de Su Hijo.
Este es el Reino de la Paz. Este será el tiempo, cuando las glorias de la Reina de los Cielos serán conocidas, reverenciadas y honradas por todas las gentes, y la Iglesia le tributará las aclamaciones que Ella se merece. Aquí se verificará el triunfo del Inmaculado Corazón de María, porque Ella ha hecho todas las cosas nuevas para Jesucristo, Su Hijo, Su Rey y Su Señor.

  La gente de la tierra vivirá en paz. Crecerán en virtud y santidad, ya que todos se involucrarán en oración y actos de devoción. Participarán plenamente en todas las formas de devoción de la Iglesia. Serán todos guiados por santos Sacerdotes y Obispos, bajo dirección de un Santo Pontífice, escogido por Mi Santísima Madre. Será una vida de serenidad y de Caridad hacia el prójimo, y todos tendrán las mismas metas e ideales de vida.
Las nuevas formas de vida serán más humildes, y sin embargo, Yo y Mi Santísima Madre proveeremos a todas las necesidades.
Las Sagradas Escrituras, claramente, declaran que habrá abundancia de frutas, y que el agua tendrá fuerza vivificadora. El alimento crecerá en los campos con rapidez, y las cosechas, regadas por esta agua vivificante, serán abundantes, saludables y de gran valor nutritivo.
El trabajo de los hombres consistirá en cultivar los alimentos. El de las mujeres será el cuidado de los niños. Los maestros se dedicarán a la enseñanza. Aquellos, cuyo trabajo actual será entonces inexistente e innecesario, tendrán que re-orientar los dones y las habilidades recibidas por Dios y capacitarse en nuevas áreas.
Sí, habrá negocios, pero no como los actuales. Porque no habrá ni el equipo ni las máquinas y la manufactura de hoy. ¡Oh no! Vamos a retornar a estilos de vida más simples. Vivir, en esta Era de Paz, será un gozo tan grande que nos hará muy felices, serenos y grandemente bendecidos por Dios. Disfrutaremos de una vida más fácil, de la tierra y de sus frutos.
No obstante, se supone que todos deben involucrarse en alguna clase de trabajo, en oficios manuales, en construcción útil y necesaria, en decoración, costura, manufactura de vestidos, zapatos, colchas, utensilios, etc. Todo será hecho por todos.
Cada persona se va a ocupar, diariamente, en oración, trabajo y recreación. Todos vivirán en virtud. Por medio de la Prudencia vivirán una vida equilibrada, y por medio de la Justicia, vivirán honorablemente.

  Habrá gobiernos regionales, pero no como los conocen ahora. Habrá gobernadores y reyes, pero no como ustedes los conocen. Habrá escuelas para todos los niños. Todos los adultos recibirán también instrucción. Habrá hospitales y clínicas, conventos y seminarios. Existirán todos los servicios básicos de la humanidad, pero no como ustedes los conocen.
Muchos varones querrán ser Sacerdotes y muchas mujeres desearán ser Religiosas, a imitación de Jesús y María. Todos ellos se presentarán ante el Rey y la Reina de la tierra, para recibir el permiso y la Bendición sobre sus deseos y vocación.
Sí, Nosotros gobernaremos todas las cosas, especialmente lo relacionado con Mi Iglesia en la tierra.

  Al principio, se hablarán muchos idiomas sobre la tierra, pero después solamente el Inglés, el Francés y el Latín, que será el idioma de la Iglesia.
Todos aprenderán estos idiomas a su debido tiempo. Hasta que llegue ese tiempo, todos entenderán a los demás en cualquier idioma que hablen.
Gentes de todas las naciones actuales habitarán la tierra durante el Reino de la Paz, pero no todas las naciones serán incluidas en la reestructuración de la tierra después del gran castigo.
Sólo un cuarto de la población mundial existirá sobre la tierra cuando inicie el Reino de la Paz. Habrá nacimientos y muertes durante esta Era, pero todos los que mueran irán al Cielo. Es una condición natural –el morir-, pero después de que haya empezado esta Era, la gente vivirá más, ya que sus almas, inundadas por la Gracia Divina, se sostendrán por un período más largo. Así, que inicialmente la gente vivirá 70, 80, 90 años, como ahora, pero luego, después de vivir llenos de Gracia Divina y de perfecta salud, la gente vivirá por 120, 140, 180 años o más.
Algunos de los que mueren en la actualidad, retornarán ocasionalmente a la tierra para ejecutar trabajos selectos. Porque, Hijos Míos, ya que el Rey y la Reina de los Cielos y la tierra están en la tierra, el Cielo entero responderá a Sus Deseos y existirá una interacción: Espíritus celestiales estarán preparados para trascender y cruzar regiones entre el Cielo y la tierra, al ser llamados a prestar ayuda en la tierra.
Cada día, durante las grandes ceremonias de honor y gloria de los Santos y de los Ángeles, los hará llegar a los pies de Su Rey y de Su Reina para recibir Sus Bendiciones –como lo hacen ahora en el Cielo-, pero entonces será en la tierra, ya que el Rey y la Reina van a estar presentes aquí en la tierra. Habrá mucho regocijo entre los Ángeles y Santos, ya que ellos desean continuamente dar mayor Gloria a Dios.
Aquellos de Mis Hijos que sobrevivan al Gran Castigo, tendrán la bendita oportunidad de vivir en un templo glorioso. Hijos Míos, es algo que deben saber, para que esto los sostenga y les ayude a perseverar en estos tiempos tan difíciles, ya que falta muy poco para que esto suceda.
Perseveren, Hijos Míos, perseveren.

  Hijos Míos, no hablo de estas cosas para dirigir vuestra atención a los placeres del Reino de la Paz, aunque hay muchos, sino más bien para darles un indicio de la próxima Era, y ayudarles a reconocer más claramente que, en realidad, esta Era está llegando a su fin. Conociendo esto, no estarán tan preocupados por sus pertenencias personales, sus “cosas” preciosas de la tierra. Se darán cuenta que estas cosas son sólo para esta Era, y no para la próxima.
No se preocupen acerca de lo que usarán, o dónde trabajarán, o acerca de cómo van a vivir. Porque, Hijos Míos, Yo les enseñaré.
Piensen ahora en aquellas cosas que les puedan asegurar mejor un lugar en el Reino de la Paz. Ahora es tiempo de rezar e implorar el perdón de Dios. Es tiempo de estudiar y aprender los Caminos del Cielo. Conózcanme a Mí y a Mi Madre, leyendo nuestras vidas. Lean acerca de los Santos y de otros mensajeros celestiales. Prepárense en mente y corazón, en cuerpo y alma. Ayunen, recen y acepten voluntariamente los pequeños y grandes sacrificios que les envío. Vivan en paz en su “miseria”, como dicen algunos. Falta poco para el final. Pronto todo habrá pasado.

  Queridos hijos de Mi Corazón, este último folleto, que he preparado para enviarlo a aquellos que buscan Mi Enseñanza y guía por medio de Mi hija Mary Jane. Muchos de ustedes la han ya conocido: su persona y sus dones, y han dado gracias a Dios por Su Divina Bondad hacia la humanidad.
Porque, queridos hijos, este persona, profeta y mística, ha sido entrenada, bien instruida, y aquellos que sobrevivan al Gran Castigo, la verán de nuevo en el Reino de la Paz, ya que ella tiene muchos, muchos años más que trabajar como secretaria.
Este folleto y algunos de los últimos, les han infundido esperanza, y les han hecho más claros los caminos del Cielo: el motivo de vuestra esperanza; y les han dado nueva fuerza para soportar lo que venga.
Con este folleto hago un alto en el camino, breve, porque les continuaré siempre dando muchas más instrucciones, ya que los mensajes continuarán, dándose cada mes hasta el tiempo del Gran Castigo.
Estos folletos son para vuestra instrucción, y para que conozcan Mi Voluntad, en materia de Fe y de Moral.
Para ustedes ha sido una bendita y santa experiencia el recibir estos mensajes, un verdadero privilegio. En ningún otro lugar Me he hecho comprender, tan claramente, como en estos escritos, que han transmitido –claramente- Mis Palabras.
Hago esto porque ustedes necesitan comprender, conocer y distinguir la verdad del error. Necesitan saber lo que Mi Fe y Mi Iglesia defienden. Conozco todos los problemas actuales, el cisma de la Iglesia. No teman. Yo les ayudo y continúo haciéndolo mientras ustedes continúan buscando fieles y verdaderos Sacerdotes, una Santa Misa y los Sacramentos.

  Al llegar al final de esta serie de 24 folletos, escrita en 1993, doy una mirada a vuestra vida en los próximos pocos años que les quedan. No será nada fácil. Tampoco han sido fáciles estos años pasados, ¿no es cierto? Pero Yo estoy con ustedes. Nunca los dejaré solos. Siempre les ayudaré con Mi Gracia y Mis Bendiciones. Cumplan su parte. Sigan rezando. Continúen ofreciéndome sacrificios voluntarios. Preséntenme sus necesidades. No Me teman. Ámenme. Sepan que soy un Señor y Salvador amable y amoroso. Confiésense prontamente Conmigo, y busquen un Sacerdote con quien puedan confesarse a menudo. Sí, confiésenme cada día sus pecados, pero vayan a confesarse con un sacerdote cada semana o cada quince días. Pídanme la Gracia especial de la perseverancia. Tomen la vida, un día a la vez. No se preocupen del futuro; les acabo de hablar de él. No, no se preocupen. Tomen sólo un día a la vez.

  Dulces Hijos de Mi Corazón, quiero bendecirlos con una gracia especial para estos tiempos finales.
Sí, claramente, atestiguo que todas estas palabras han salido de Mí, Jesucristo, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, y que Mi secretaria Mary Jane, ha preparado correctamente cada palabra que he dado.
Mis queridos hijos, os he preparado un lugar en el Reino de la Paz. Perseveren para que puedan unirse a Mí en esa Era.
Les bendigo a todos en el Nombre del Padre, Creador y Dios amantísimo desde toda la eternidad; en Mi Nombre, Jesucristo, el Salvador, Redentor, Dios y Señor, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad desde toda la eternidad; y en el Nombre del Espíritu Santo, el Amor del Padre y del Hijo desde toda la eternidad, el cual enviará sobre ustedes muchos dones, virtudes y bendiciones para sostenerlos y ayudarles a perseverar en la verdadera Fe y en la verdadera Iglesia de Jesucristo: la Santa Iglesia de San Pedro, Apostólica y Romana.