María: serán llevados al martirio


Queridos hijos, abrid vuestros corazones a Mi Hijo Jesús y dejad que Él transforme vuestras vidas. Valientemente sed en todo como Jesús. No permitáis que el demônio os esclavice. Alejaos del pecado, pues el pecado lleva a la muerte espiritual. Testimoniad vuestra fe y llevad esperanza a todos aquellos que están alejados de Mi Hijo Jesús. Decid a todos que Dios tiene prisa. No temáis. Vuestra vida pertenece al Señor. 

Camináis hacia un futuro doloroso. Mis pobres hijos cargarán pesada cruz y solo aquellos que oran soportarán las pruebas por venir. Doblad vuestras rodillas en la oración. No permitáis que la llama de la fe se apague dentro de vosotros. Seréis perseguidos por causa de vuestra fe, pero no retrocedáis. 

Mirad el ejemplo de Esteban, que entregó su vida por amor a la verdad. Días vendrán en que Mis pobres hijos serán llevados al martirio, pero aquellos que permanecieren fieles hasta el fin harán parte de la gran multitud de los que serán proclamados Benditos del Padre. Coraje. Nada está perdido. Soy vuestra Madre y siempre voy a estar cerca de vosotros. 

Adelante. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.


Queridos hijos, sed valientes. Mi Hijo Jesús os necesita. Dad lo mejor de vosotros a la misión que os fue confiada. No os desaniméis. Vosotros no estáis solitos. Yo soy vuestra Madre y camino com vosotros. He aqui el tiempo oportuno para vuestro regreso al Señor. No os quedéis estancados en el pecado. Dad al Señor vuestra existencia, pues sólo así podéis ser grandes en la fe. Sois del Señor y sólo a Él debéis seguir y servir. 

La humanidad se ha empobrecido espiritualmente, porque los hombres se han alejado del Creador. No permitáis que vuestra libertad de Hijos de Dios os aleje de la verdad. Doblad vuestras rodillas en oración. Sólo por el poder de la oración la humanidad encontrará la paz. En éstos tiempos difíciles, buscad la fuerza en la escucha de la Palabra y en la Eucaristía. Dadme vuestras manos y os conduciré a Aquél que es vuestro todo. 

Cuando todo os parezca perdido, el Señor vá actuar y grande será la victoria de los justos. 

Amad y defended la verdad. Como Juan Bautista, sed defensores del Evangelio de Mi Jesús. Si el mundo os persigues por ser de la verdad, podeis estar seguros que estáis en el camino cierto. Así han actuados los Profetas de Dios y vosotros debéis seguir sus ejemplos. 

Adelante. Yo rogaré a Mi Jesús por vosotros. No retrocedáis. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.