Cómo santificarse con las contradicciones

Del Blog “A Dios lo que es de Dios”
Actos reparadores, actos de amor, actos de alabanzas, debéis hacer a vuestro Redentor que no escatimó ningún sufrimiento por salvaros de la condenación eterna. Yo, María Santísima, os lo pido.

Vivís una vida benigna, sin grandes preocupaciones, sin grandes pruebas, y cuando tenéis un día malo os quejáis a todo el mundo y no sabéis ofrecer vuestros sufrimientos a  Dios y que sean solo de Él. Hijos la vida es así, unas veces se vive en bonanza y otras en tribulación, lo importante ante Dios Altísimo es que soportéis y aceptéis con el mismo ánimo lo que Dios disponga, sin renegar cuando os viene un día malo, y sin consentiros cuando os viene un día bueno, porque en la vida hay rachas, situaciones buenas y situaciones malas, pero hijos, la actitud vuestra de aceptación a lo que disponga vuestro Padre Celestial es vital para vuestra santidad, no es la prueba lo que os santifica, sino la forma en que la aceptéis, y si no sabéis sufrirla en silencio solo para Dios, perdéis grandes méritos para vosotros. Yo, María vuestra Madre, os hablo.
Todos en la vida hemos pasado pruebas, oscuridades, penas, sinsabores, nadie puede decir que no las ha pasado, esto lo trae el pecado original que trastocó todo en la naturaleza humana, pero vosotros, los que seguís a Cristo, los que decís que lo amáis, los que queréis salvaros para estar con El, los que decís que sois Mis hijos, debéis sufrir pacientemente lo que os sobrevenga, que nunca será mayor a vuestras fuerzas ni limitaciones. Hijos, Dios os da el alimento amargo en el alma para que seáis más santos, para que tengáis más corona en el Cielo, para que os salvéis con más facilidad, pero vosotros solo queréis días buenos, días apacibles, días de no contrariedades, y no sabéis aceptar lo que el Cielo dispone para vuestro bien y el bien del Cuerpo Místico, la iglesia. Yo, María vuestra Madre, os hablo.


No dejéis bajo ningún pretexto la oración, tratad de rezar a lo largo del día de la forma en que podáis. Unas veces será conduciendo, otras será pelando patatas, otras será mientras camináis, y si por vuestras ocupaciones poco o nada podéis estar en el Sagrario que es lo mejor, orad en donde estéis con vuestro corazón y vuestra mente elevada a Dios Altísimo, alabándolo por lo que os da cada día, pidiéndole Su gracia para soportar las dificultades, y aceptando con vuestro amor y de corazón lo que Él haya dispuesto, y si se os hace larga la prueba, pensad que más largo es el Infierno y que todo merece la pena por libraros de él. Yo, María Santísima, os hablo y os instruyo. La paz de la Santísima Trinidad esté siempre con vosotros.