No sabéis el valor de cada visita al sagrario

18 de Agosto de 2003 Jesús a Anne, una apóstol laica, Irlanda 


Quiero mostrarles a Mis hijos la gran devoción que tengo por ellos. Yo per- manezco siempre en los Tabernáculos alrededor del mundo. Lo hago porque deseo que Mis hijos tengan un Cristo vivo en medio de ellos. Esta santidad está disponible a las almas que me visitan y me veneran en la Eucaristía. Yo soy la cura para todas las enfermedades. Yo soy la calma para todas las tormentas. Yo soy el consuelo para cada sufrimiento. Y porque intento guiar a Mis hijos de una forma más sobresaliente, voy a mostrarles la Vida que está encerrada en cada Tabernáculo. 

Queridos Míos, si ustedes supieran el valor de todas y cada una de las visitas que Me hacen a en estos lugares, habría multitudes durante todos los días con sus noches. Esta es a la multitud que estoy llamando ahora. 

Queridos hijos de este mundo, Yo, su Jesús, no estoy limitado por las leyes de la naturaleza. Puedo hacer cualquier cosa. Mis poderes son inconcebibles para las almas que no aún no han tenido la visión celestial, es decir, para las almas que permanecen en la tierra. Mucho se habla en su mundo de poder, diciendo éste tiene este poder y el otro tiene tal poder. Los niños están siendo engañados con imágenes de poderes ocultos o mágicos. 

Quiero que detengan esto. Están obsesionados con poderes que NO son poderes celestiales. Hijos míos, incluso algunos de Mis hijos de la luz dicen que éstas son cosas buenas, o por lo menos inofensivas. Yo les digo ahora, con el poder de Mi Divina Majestad, que si un poder no viene de Mí, es maligno. Busquen cada día a estos impostores y apártenlos de sus vidas. Ustedes no ven el daño que se está haciendo, pero Yo, su Salvador, les aseguro que esto permite que se abra una puerta en su alma que no desearían que se abriera. Deben proteger a sus hijos de entretenimientos o juegos que proyecten “poderes.”

Deseo guiarlos de esta manera específica. Deseo advertirlos y corregirlos. Deseo enseñarles, pero más que nada, deseo amarlos. ¿Alguna vez han amado a alguien con gran pasión y los han rechazado? ¿Alguna vez les han correspondido su amor aventándolo casualmente al aire? Si esto les ha llegado a pasar, entonces podrán entender cómo me siento. Mi amor es rechazado por la mayoría de la humanidad. 


Yo ofrecí Mi propia vida por esta humanidad, para que sus pecados fueran pasados por alto y olvidados. La humanidad, pobre humanidad tonta, me devuelve este regalo arrojándolo a Mis pies, como diciendo: ‘Tu regalo no vale nada. Ya no tiene valor.’ 

Queridos hijos, en muchos casos lo hacen por ignorancia, y la mayoría de Mis hijos no entiende que el regalo que ellos dejan de lado es su propia eternidad, su salvación. En muchos casos no lo asimilan porque no se les ha dicho. 

Dentro de poco habré de rectificar esta situación, cuando haga una revelación de Mí mismo a su mundo, no dejando espacio para la duda de que únicamente Jesucristo está vivo, y que sólo Jesucristo puede salvar. Entonces las almas me conocerán y serán libres de tomar una decisión basada en el conocimiento. 

Pequeños Míos, qué gran consuelo tendré cuando las almas tomen la decisión con antelación a ese día, basándose en la fe. 

Ahora estoy enviando Mi Espíritu al mundo. El Espíritu, la Tercera Persona de la Trinidad, llegará sobre cada alma que lo acoja. Mis palabras deben ser difundidas, y cuando estas palabras lleguen a un alma que esté albergando el Espíritu, esa persona se encenderá de forma espectacular. 

En verdad, la luz de cada una de estas almas alcanzará el Cielo, en donde los (miembros de la Iglesia) triunfante se regocijarán de ver a otro soldado regresando a la causa. Estén alertas, queridos, a cada una de Mis inspiraciones y deseos. Practiquen responder con obediencia a Mis peti- ciones. Caminarán en la paz, hoy se los prometo. 

Ríndanme adoración en la Eucaristía para que Yo pueda instruirlos sobre el amor.