Bergoglio critica a Benedicto en una homilía


Alberto Villasana

Enojo
Por primera vez, dentro de la enigmática situación que se vive en la Iglesia Católica de tener dos "Papas" en Roma, Bergoglio deja ver en la homilía del 30 de mayo, sin mencionarlo por su nombre, el gran enfado que tiene contra el Vicario de Cristo Benedicto XVI, al declarar que "un verdadero pastor debe saber retirarse, y no retirarse a medias", invitándolo a considerar que él no está "en el centro de la historia", y rematando que ese retiro a medias se debe a una "relación equivocada con el rebaño, una relación que no está purificada por la cruz de Jesús", es decir ilícita o pecaminosa.
La causa de este berrinche se debe a que el Papa Benedicto XVI decidió romper su silencio interviniendo en una situación muy delicada para la Iglesia, al prologar la versión alemana del libro escrito por el cardenal africano Robert Sarah "La Fuerza del Silencio". El libro habla de la espiritualidad y de la necesidad de cultivar el silencio y la oración pero, al final del prólogo, el Papa Emérito se atrevió a escribir: "Con el cardenal Sarah, maestro del silencio y de la oración íntima, la liturgia está en buenas manos", metiéndose a descalificar indirectamente un proyecto muy comprometedor que Bergoglio trae bajo la manga, el de la reforma litúrgica modernista de la Misa. Sarah es prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y se ha manifestado en contra de esa reforma, proponiendo una contraria que pretende volver a la tradición.
Esto es lo que Bergoglio ya no pudo resistir. La más pretenciosa de todas sus "reformas" es la de trastocar la Eucaristía con la "intercomunión", de forma que los anglicanos y cualquier protestante puedan acceder a comulgar el Cuerpo de Cristo en la Misa, aunque no crean en ella. Ya logró que lo puedan hacer los divorciados vueltos a casar. Esto supone, como se lee en el documento "Conmemoración Conjunta Luterano – Católico Romana de la Reforma Luterana" que sirve de base este año para conmemorar el V centenario de la herejía luterana: 1) eliminar el concepto de transubstanciación: esto "simboliza" mi cuerpo, en vez de esto "es" mi cuerpo; 2) erradicar de la Misa el aspecto de sacrificio; 3) dejar en su lugar meramente el aspecto de memoria ("anamnesis") como lo viven los protestantes.

Sarah

El cardenal Sarah se ha manifestado en diversas ocasiones en contra de estas aberraciones porque van en contra de las Escrituras y la Tradición. El 5 de abril de 2017 culpó a las reformas a la Misa, hechas por el Concilio Vaticano II, del "desastre, devastación y cisma" provocados en la Iglesia a nivel doctrinal, moral y disciplinario. "Se ha olvidado que el acto no es solo una oración, sino sobre todo un misterio. La crisis seria y profunda se debe al hecho de que su centro ya no es Dios, sino los hombres, dentro de una perspectiva meramente social y horizontal de la misión de la Iglesia".
"Muchos creen y declaran alto y fuerte que el Concilio Vaticano II ocasionó una verdadera primavera en la Iglesia", declaró Sarah. "Sin embargo, un número cada vez mayor de líderes eclesiales consideran esta primavera como un rechazo, una renuncia a su herencia milenaria, o incluso como un interrogatorio radical de su pasado y tradición". Y todo esto como consecuencia de la "tendencia sacrílega" en la Iglesia posconciliar "de reducir la sagrada misa a una simple comida social".
En 2016 Sarah se ganó dos recriminaciones públicas de Francisco por sugerir que los sacerdotes volvieran a celebrar la Eucaristía a espaldas del pueblo y dirigidos a Oriente, y por tildar la Misa impuesta por el Vaticano II de "profana y superficial". Bergoglio pretende llevar las reformas conciliares a su más sacrílego extremo, en un intento por revertir el Motu Proprio "Summorum pontificum", el documento con el que el Papa Benedicto XVI aprobó la celebración de la Misa en rito tradicional.
Pero Bergoglio no puede retirar a Sarah a pesar de su disgusto, habiendo sido él quien lo nombro prefecto de la Congregación. En vez de eso, Francisco mostró su enojo al despedir, el 15 de enero de 2017, sin motivo alguno y en un hecho inédito en la historia de la Iglesia, a los colaboradores de Sarah, entre ellos a los cardenales George Pell y Raymond Burke, imponiendo a 27 nuevos asesores de su línea ideológica liberal.
Esta nueva rivalidad es relevante pues se da dentro de una situación de impeachment en que cuatro cardenales han metido a Francisco, al cuestionarlo sobre una cuestión doctrinal de su Exhortación Amoris Laetitiae que está sentenciado a aclarar públicamente.
Con esta declaración, contra quien "se retira a medias" es claro que a Bergoglio le disgusta que Benedicto XVI haya nada más tomado el helicóptero a Castell Gandolfo para irse dos meses de vacaciones y luego regresar, siguiendo con la figura de "Papa" emérito, llamándose "Su Santidad", vestido de blanco, con las llaves de Pedro en su escudo, viviendo dentro del El vaticano, escribiendo prólogos y renunciando solo al cargo administrativo del Papado, pero no al munus petrinus, el llamado ad vitam de ser el Vicario de Cristo, al que no se puede renunciar.
Es por todo ello que, según Bergoglio, el Papa Benedicto XVI "tiene que aprender a despedirse, y no solo despedirse a medias".
¿O tenemos dos Vicarios de Cristo? ¿O hay solo uno y por lo mismo ese no se debe ir? Esto es apenas el inicio de la rivalidad entre ambos...