El mundo y la Iglesia están mal, ¿qué podemos hacer?

En este tiempo de crisis en el mundo – por el P. Gruner
¿QUÉ PODEMOS HACER? Recemos las oraciones de Fátima 

Lo que sigue es un transcrito editado de una alocución proferida por el Padre Nicholas Gruner en nuestra conferencia Fátima: La última oportunidad para la Paz mundial de octubre de 2006. Sus palabras son perennes – como la verdad siempre es. Aquí, el Padre Gruner nos alienta a estar en vela y atentos al Mensaje que Nuestra Señora nos envía a cada uno para nuestra salvación. Nos dice que ha llegado el momento de estar en pie y ser contados.
por el Padre Nicholas Gruner, S.T.L., S.T.D. (Cand.)

Porque hemos hecho caso omiso a Nuestra Señora de Fátima desde 1917 han sucedido 1.686.000.000 mortalidades violentas a causa de la guerra, sin contar los heridos. Los Estados Unidos por si solo han gastado más de 1.564.000.000 dólares en conflictos militares. Sin embargo, oigo a laicos que me dicen, “No puedo hacer nada”. Oigo a sacerdotes y hasta a Cardenales diciendo lo mismo. Si no podemos hacer nada, si todo lo que tenemos que hacer es reclinar y esperar que venga el anticristo – entonces, en verdad, estamos en una condición muy lastimosa y triste.

No creo que Dios nos haya dejado así. Pero me parece que todo el mundo tiene miedo. No quieren que se rían de ellos. No quieren ser considerados una excepción – piensan que la fuerza está en el número.

Nuestro miedo primario procede de nosotros mismos. No queremos parecer extraños o destacados. Sin embargo, tristemente, estamos llamados a destacar; estamos llamados a hacer algo diferente a nuestros contemporáneos; estamos siendo llamados, en primer lugar, a pensar por nosotros mismos.
La Santísima Virgen nos dice: “sólo Yo os puedo ayudar”. Pidió a Lucía comunicar al Papa, “estoy esperando aún la consagración de Rusia; sin esta consagración, Rusia no puede convertirse”. Esto es bastante definitivo – sin la consagración de Rusia el mundo no puede alcanzar la paz.

Hemos tenido toda clase de planes para la paz. Si empezamos a partir de los tiempos más recientes, vemos a George Bush librando la guerra contra el terrorismo para traer la paz. Pero hasta la fecha, no hemos tenido la paz aún – por el contrario, más bajas. No tenemos más paz. He aquí el General David Petraeus presente en la zona de guerra, que nos dice que esta guerra continuará a lo largo de las dos próximas generaciones. Esto es lo mejor que tienen para ofrecernos a favor de la paz mundial – la guerra a lo largo de las dos próximas generaciones.
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2016 fue el 100o Aniversario de las tres apariciones del Ángel Precursor, que apareció a los videntes en Fátima para preparar los pastorcitos para las apariciones de Nuestra Señora en 1917. El Ángel les enseñó oraciones eficaces y de reverencia hacia Nuestra Señora y hacia El Santísimo Sacramento. 

¿Por qué tenemos que esperar a que alguien levante su voz? ¿Por qué tenemos que esperar, cuando nosotros mismos tenemos una lengua; sabemos la verdad; y podemos hablar a aquellos que están a nuestro alcance? No estamos sin recursos. Debemos recordarnos de que cuando Nuestra Señora apareció el 13 de mayo a los tres pastorcitos, Jacinta lo contó a su mamá y las noticias difundieron. Cincuenta personas vinieron en junio; 5.000 en julio; 15.000 en agosto; 30.000 en septiembre y 70.000 en octubre meramente por el boca a boca. 70.000 personas no es una muchedumbre pequeña y sucedió porque las personas hicieron lo que pudieron.
Todos podemos hacer algo. Podemos comunicarlo a nuestros amigos, y si algunos de nuestros amigos se rían de nosotros, no dejemos que eso nos preocupe. Si no son dignos de escuchar el mensaje, entonces vayamos a los otros. Estaréis sorprendidos de que alguna gente que esperabais estar interesados a escuchar – no escuchan. Quedaréis sorprendidos de que alguna gente de la que no esperáis que se interesen en escucharos se conmoverán por este mensaje.

Dios aún no ha dado la gracia al Papa para llevar a cabo la Consagración, pero nos ha dado conocer el Mensaje de Fátima y las peticiones de Nuestra Señora y Él quiere que hagamos algo. Tenemos que superar la mentira que nos contamos a nosotros mismos – ese pretexto que pretendemos para nosotros mismos – de que no podemos hacer nada.

En primer lugar, podemos rezar. Eso es lo más importante – y sacrificarnos. 

Nuestra Señora enseñó a los pastorcitos a rezar. Primero, el Ángel les enseñó la oración siguiente:

“¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo! ¡Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no Os aman!”

El Ángel les enseñó cómo rezarla cuando estaban solitos – postrarse con la frente tocando el suelo, y repetir esta oración una y otra vez, hora tras hora. Efectivamente, el primer día en que el Ángel se les apareció, rezaron desde las 11:00h de la mañana hasta las 20:00h de la noche.

El Ángel también les enseñó una segunda oración de adoración:

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo Os adoro profundamente y Os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios, e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María, Os pido la conversión de los pobres pecadores”.

Entonces el Ángel les enseñó cómo rezar en adoración y con esperanza, fe, y caridad y cómo pedir perdón por todos los pecadores que no rezan, no adoran, no esperan, y que no aman a Dios. Les enseñó también cómo ofrecer los méritos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, y ofrecer el Santísimo Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo presente en el Santísimo Sacramento, y cómo rezar esta oración en reparación porque Nuestro Señor está muy ofendido por estos pecados y también les enseñó cómo rezar por la conversión de los pecadores. Otra vez: la reparación, la oración, y los sacrificios. Debemos aprender las oraciones 

Cuando Nuestra Señora abrió Sus manos el 13 de mayo, y la luz brilló de las manos hacia el interior de los corazones de los pastorcitos, los niños rezaron esta oración todos juntos, a la vez, sin haber escuchado antes la oración:

“Oh Santísima Trinidad, ¡yo Os adoro! ¡Dios mío, Dios mío, yo Os amo en el Santísimo Sacramento”!

He aquí: en la oración se habla de la creencia en Dios, después la creencia en la Santísima Trinidad, y finalmente la creencia en el Santísimo Sacramento. Todos estos conceptos se enseñan por la oración y el ejemplo de los niños.

El 13 de julio, la Santísima Virgen les enseñó otra oración para rezar al final de cada decena del Rosario:

Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno. Lleva todas las almas al Cielo, principalmente a las más necesitadas”.

Pedimos a Dios, en primer lugar, que nos perdone nuestros pecados y después rezamos por todos aquellos que necesitan la misericordia de Dios para salvarles del infierno.

La Santísima Virgen, el mismo día, les enseñó también cómo rezar y sacrificarse por los pecadores:

“Oh Jesús mío, es por Tu amor, por la conversión de los pecadores, y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María, que te ofrezco este sacrificio a Ti.”

Un día, cuando Lucía y Francisco hablaban a unos peregrinos, les preguntaron a los pastorcitos: “Les pidió Nuestra Señora rezar por los pecadores”? 

Sorprendentemente Lucía respondió: “No”. Cuando Francisco estuvo después solo con Lucía, le dijo: “Pero sí, Ella nos pidió rezar por los pecadores”. Lucía le corrigió: “No, Ella nos pidió rezar y hacer sacrificios por los pecadores”.

Me acuerdo de la historia del Cura de Ars, a quien un párroco vecino le preguntó: ¿“Por qué es que Dios no escucha mis oraciones por la conversión del pecador de la parroquia? He estado rezando mucho tiempo y Dios no escucha mis oraciones”. El Cura de Ars respondió: “Usted ha ofrecido también sacrificios”? Si Usted se sacrifica, Dios escuchará su oración”. Y entonces el párroco ayunó por el pecador y unas semanas después volvió para contar al Cura de Ars: “Mi pecador está ahora convertido”. Lucía nos dice que debemos no simplemente rezar, sino rezar y sacrificarnos por los pecadores.

Nuestro Señor Mismo enseñó dos oraciones y son las únicas que no son difundidas por casi cualquier otro grupo que promueve Fátima. Fueron enseñadas a Lucía en agosto de 1931. 

Lucía había estado rezando por la conversión de Rusia, España, Portugal, Europa, y todo el mundo

Nuestro Señor le dijo: “Me consuelas mucho pidiéndome la conversión de esas pobres naciones”. Me gustaría señalar que Nuestro Señor sabe que no es apenas Rusia quien necesita la conversión; sino también la necesita España, Portugal, Europa, y todo el mundo. No es solamente una cuestión de Rusia siendo mala y todos nosotros siendo buenos. Efectivamente, Dios sabe que todos necesitamos la conversión y estaba complacido por las oraciones de Lucía por la conversión de todos esos países y todo el mundo.

Nuestro Señor dijo:

“Me consuelas mucho... Pide también a mi Madre”.

Después Jesús enseñó dos oraciones para que Lucía y nosotros las recitásemos frecuentemente. La primera oración es:

“Dulce Corazón de María, sed la salvación de Rusia, España, Portugal, Europa y del mundo entero”.

“Dulce Corazón de María”. Fijaos, tenemos a Jesús refiriéndose a Su Madre como “Dulce Corazón de María”. Cuando ofrezco estas oraciones, dependiendo de dónde estoy, también agrego otros países:

“Dulce Corazón de María, sed la salvación de Rusia, España, Portugal, Europa, Canadá, Estados Unidos y del mundo entero”.

Podéis agregar vuestro propio país por supuesto. Lucía rezaba por sus dos países: el adoptado de España y el nativo de Portugal.

La segunda oración que Nuestro Señor nos enseñó a rezar por nuestros países es:

“Por vuestra pura e Inmaculada Concepción, oh María, alcanzadme la conversión de Rusia, de España, de Portugal, de Europa y del mundo entero”.

Hay por lo tanto siete oraciones que pertenecen al Mensaje de Fátima y debemos servirnos de todas ellas, pero Nuestra Señora insistió especialmente que recemos el Rosario. El 13 de mayo dijo:
“Rezad el rosario todos los días para alcanzar la paz para el mundo...”
Cada vez que venía a Fátima, sostenía el Rosario en la mano y hablaba sobre él.

El Padre Gruner 


Cuando Nuestra Señora vino en 1925 para pedir las Comuniones reparadoras, explicó que Su Corazón está traspasado de espinas. Fue primero el Niño Jesús que lo explicó a Lucía cuando dijo:

“Ten compasión del Corazón de Tu Santísima Madre que está cubierto de espinas que los hombres ingratos continuamente le clavan sin haber quien haga un acto de reparación para arrancárselas”.


Nuestra Señora dijo entonces:

“Mira, hija Mía, Mi Corazón, cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y di que todos aquellos que durante cinco meses (consecutivos), en el Primer Sábado, se confiesen, reciban la Santa Comunión, recen la tercera parte del Rosario y Me hagan 15 minutos de compañía, meditando en los 15 misterios del Rosario, con el fin de desagraviarme, Yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas”.

Por eso debemos rezar el Rosario en reparación. Especialmente los Primeros Sábados rezar el Rosario y meditar sobre los 15 misterios del Rosario. Es provechoso para nosotros reflexionar que tenemos el poder del Rosario; que podemos cambiar el rumbo de la humanidad por rezar el Rosario y en especial por la Consagración de Rusia.


En el verano de 1916, el Ángel instruyó a los pastorcitos a hacer sacrificios, y Lucía le preguntó: ¿“cómo nos tenemos que sacrificar”? Respondió él:

“De todo lo que podáis ofreced a Dios un sacrificio de reparación por los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores”.

Y después en 1917, el 13 de julio la Santísima Virgen dijo:

“Sacrificaos por los pecadores y decid a Jesús muchas veces, en especial siempre que hagáis algún sacrificio: Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María”.

Nos ha llegado a nosotros el momento de pensar y escuchar pensar por nosotros mismos por escuchar lo que Nuestra Señora nos comunica cuando dice:

“Sólo yo os puedo ayudar”, y “Sin esta consagración Rusia no puede convertirse, ni el mundo tendrá la paz”.

Yo podría disertar y decir por qué creo que esto tiene que ser y algunos dirían que es muy interesante, pero la verdad es, eso es lo que dijo Nuestra Señora de Fátima.

Resolvamos imitar y poner en práctica lo que los videntes de Fátima se les enseñaron.

¡Nuestra Señora de Fátima ruega por nosotros!