Escándalo: monseñor arrestado en orgía gay en apartamento vaticano





Más le valdría a Francisco dirigir sus excomuniones, no a la mafia de siempre, lo cual ya ha hecho, sino a la mafia homosexual instalada en el Vaticano y en muchas diócesis del mundo y dar la patada a los perversos monseñores homosexuales o cómplices de ellos, amigos suyos, o posicionados últimamente por él que andan perdiendo cuerpos y almas para el Infierno de fieles católicos desde hace décadas. 

Por no hablar de la importancia de frenar el rechazo y la risa que produce hoy la figura del sacerdote católico en la metalidad laical de occidente, gracias a los traidores impuros. Los obispos y curas que llevan a los fieles a abandonar la fe por culpa de su escándalo psicopático merecen urgente reprensión papal. Pero Bergoglio no limpia su casa porque forma parte de la corrupción que hay en ella. 

A la otra mafia, la de san Gall, que catapultó a Francisco al papado, claro, él sólo le debe agradecimiento, cuando en realidad, como hemos repetido aquí hasta la saciedad, Bergoglio y su grupo están excomulgados según la Universi Dominici Gregis de JPII que castigó severamente todo complot que manipulase y torciese la voluntad del Espíritu Santo a la hora de escoger al vicario de Cristo.

Tampoco excomulgará a los políticos abortistas porque el aborto, bajo Bergoglio ha pasado a ser uno más de los pecados graves que se pueden confesar sin mayor problema.

Dios nos escucha y permite con noticias como esta, que los reticentes a reconocer que hoy el Vaticano no es más que una cloaca, abran los ojos:


Il Fatto Quotidiano escribe que la Gendarmería de la Santa Sede irrumpió en una fiesta homosexual con drogas en un apartamento del Palazzo del Sant'Uffizio en Roma, donde también se encuentra la Congregación de la Doctrina de la Fe. El apartamento pertenece a un monsignor, que fue sorprendido flagrantemente. Según Il Fatto Quotidiano, es el secretario de un cardenal que dirige un dicasterio de la Curia romana y que había propuesto al monseñor convertirse en obispo. 

El monsignor fue llevado a la clínica romana Pio XI para ser desintoxicado. Ahora está en un monasterio en Italia. Su apartamento no estaba destinado a simples monseñores. 
También dirigía un automóvil exclusivo con placas de matrícula del Vaticano, las cuales están reservadas para altos dignatarios del Vaticano.

Il Fatto Quotidiano escribe que el cardenal, para quien el monseñor trabajaba, tiene más de 75 años. Esto es cierto sólo para dos cardenales de la Curia Romana, el cardenal Angelo Amato (79) de la Congregación para las Causas de los Santos, y el pro homosexual cardenal Francesco Cocopalmerio (79) del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos

                                   


Según Infovaticana, el secretario trabaja para Coccopalmerio